El palacete Villa Luisa, ubicado en José Anselmo Clavé, está en avanzado estado de decadencia y degradación

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La conversión del palacete Villa Luisa de Maó en un geriátrico privado se aleja. Los casi 20 años durante los que los promotores han perseguido salvarlo del olvido caen en saco roto. Los propietarios acaban de ponerla en venta por dos millones de euros (tal como anuncia la inmobiliaria Bonnin Sanso) a la espera de que otro inversor pueda asumir el elevado coste que supone la reconversión de este inmueble en una residencia.

Uno de los socios, Damián Llull, administrador único de la sociedad patrimonial con sede en Menorca Llull&Pracz, asegura que se trata de un proyecto de gran envergadura que en estos momentos supondría una inversión de entre ocho y nueve millones de euros. «Y solos no lo podemos tirar adelante», explica. De ahí que se haya optado por ponerla a la venta en busca de alguna empresa especializada en geriatría y usos sociosanitarios a la que le pueda interesar la ejecución de las obras y la gestión de la residencia. La iniciativa, que cuenta ya con proyecto redactado por Nicolás Faedo, obtuvo la licencia municipal en 2010. Había superado todos los trámites burocráticos. No obstante, el paso de los años ante la ausencia de suficiente capacidad financiera para realizar las obras ha derivado en la caducidad de la misma, tal como confirma el Ayuntamiento de Maó.

Varios inversores han intentado poner en marcha iniciativas asistenciales que en la mayoría de los casos han acabado de la misma manera, tirando la toalla, ya sea por el elevado coste, ya por las dificultades burocráticas a las que deben hacer frente. Entre los más recientes está el complejo asistencial privado que la promotora Pons Subirats Construccions tenía intención de levantar en la calle Vives Llull de Maó. Tras una década aguardando que el planeamiento urbanístico diera vía libre, la promotora acabó por vender el solar. El único centro privado de carácter sociosanitario que en los últimos años ha abierto sus puertas es el centro de día Elena Maseras.

Esta consecución de iniciativas que no llegan a materializarse se produce paradójicamente cuando la Isla no dispone de suficientes plazas geriátricas para cubrir toda la demanda actual. La lista de espera para una plaza geriátrica, según la última información facilitada por el Govern a finales de año, alcanzaba las 220 personas. No obstante, hay que recordar que el Ejecutivo autonómico ha anunciado dos nuevas residencias, una en Maó y otra en Es Castell, así como la ampliación de las de Ferreries y Sant Lluís lo que permitirá pasar de 251 camas actuales a 480.

Este antiguo palacete está en avanzado estado de abandono y decadencia por el vandalismo. Construido en 1912 según el diseño de Francesc Femenías Fàbregas, fue declarado Bien de Interés Cultural en la década de los ochenta y en 1995 un constructor italiano, vinculado a la Isla, lo compró. Su experiencia en proyectos de uso sociosanitario para personas mayores en Italia le animó a promover una residencia privada.

La propiedad, dispuesta a analizar otras soluciones como la permuta

Los propietarios han puesto a la venta este palacete, una decisión que para Damián Llull no es un paso atrás sino uno adelante. Lo dan, dice, para que especialistas en geriatría tomen las riendas del proyecto «solos o junto a nosotros». De ahí que avance que no descarta una permuta en la que «nosotros aportamos el terreno y otros hacen las obras».

La sociedad Llull &Pracz asegura que el conjunto, una vez ejecutado el proyecto, alcanzaría una tasación de 14 millones.