Imagen de la central térmica del puerto de Maó, que entró en funcionamiento en 1958. | Gemma Andreu

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La baja del enlace eléctrico submarino entre Menorca y Mallorca el 27 de octubre del año 2017 ha provocado que la central térmica del puerto de Maó, que desde entonces ha cubierto prácticamente en solitario la demanda, dispare su producción a los niveles más altos de sus 60 años de historia. En los primeros doce meses sin cable el balance de generación es de 480.826,8 Megavatios-hora (MWh), lo que supone un incremento del 17,1 por ciento en relación al año anterior a pesar de que el consumo acumulado se ha mantenido prácticamente igual, con un ligero descenso del 0,15 por ciento.

Ese incremento de la producción obligado por la falta de electricidad llegada desde Mallorca ha sido superior a lo inicialmente previsto ya que en los últimos años se calculaba en torno al 15 por ciento la energía aportada por el enlace. A ello ha contribuido que el año sin cable haya coincidido con uno de los peores para la generación de energías renovables. Las averías en los molinos de Milà han hecho que en pleno aislamiento eléctrico el porcentaje de aportación de las energías renovables a la producción global menorquina se haya quedado en un testimonial 2,03 por ciento, cuando un año antes había sido algo superior, del 2,38 por ciento.

El histórico

Un análisis del histórico de producción de la central de Endesa en Maó revela que hasta ahora el año con mayor producción se había registrado en 2008, justo antes del inicio de la crisis que hizo descender la demanda, con 434.451 MWh, un volumen de generación considerablemente alejado de los niveles alcanzados en los primeros doce meses sin cable, que han obligado a la central a realizar el mayor esfuerzo de generación desde que entró en funcionamiento en 1958.

Las cifras estadísticas facilitadas por Red Eléctrica y hechas públicas por el Institut d’Estadística de Balears permiten conocer el peso específico que han tenido en la producción los dos combustibles que la central usa para producir electricidad, el fueloil (que hace funcionar los tres motores diesel) y el gasoil (que nutre las cinco turbinas de gas). Así, en el periodo que va de principios de noviembre de 2017 a finales de octubre del 2018, un 47,96 por ciento de la producción ha sido a través de gasoil, mientras que el 50,03 a través de fueloil, el hidrocarburo más contaminante.

Un año antes los porcentajes variaron ligeramente, con un 54,65 por ciento de producción a través del fueloil y un 42,99 por ciento a través del gasoil, que ha ganado importancia en la central mahonesa en el último año.

El previsible incremento de la generación en la central de Maó, una de las más contaminantes del país, ha comportado un lógico aumento de las emisiones contaminantes, tanto de CO2, como de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx). No obstante, ese incremento de las emisiones a nivel local se ha visto presumiblemente compensado en el global del sistema eléctrico balear con un descenso equivalente de las emisiones, favorecido por la electricidad que se ha dejado de generar para despachar a través del enlace submarino con Menorca, que no se prevé que vuelva a estar operativo, como mínimo, hasta mediados del año 2020.