Dos de cada tres pares de zapatos que se producen en las fábricas menorquinas serán vendidos en el extranjero, que es ya su principal destino. | Archivo

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La industria menorquina ha encontrado en la exportación el camino más sólido para su continuidad. En todos los segmentos presenta cifras importantes, en particular en el calzado, que coloca el 65 por ciento de su producción en el mercado internacional. Sigue representando el área industrial más potente en Menorca y sus objetivos se mantienen en mejorar la competitividad y «ofrecer un producto de gran calidad a buen precio», según definición de Juan Carlos Fernández de Salort, presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca.

La inestabilidad internacional a raíz de las políticas proteccionistas de Trump, la desaceleración alemana o el Brexit, citadas el lunes por el conseller de Modelo Económico del Govern, Iago Negueruela, causan inquietud pero no asustan al empresariado del calzado. «Siempre hemos nadado entre dificultades», comenta Fernández de Salort, «trabajamos con optimismo».

En pocos años ha pasado de vender el 60 por ciento en el mercado nacional y el 40 restante en el extranjero a voltear el destino de la comercialización. Las cifras se han estancado en los últimos dos años en el 65.

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