Transportistas, servicios sanitarios y unos pocos trabajadores, los únicos clientes de las gasolineras de la Isla | Josep Bagur Gomila

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El confinamiento domiciliario y el cierre de gran parte de las empresas decretado por el Gobierno ha hecho que los desplazamientos por carretera se hayan reducido en Menorca a la mínima expresión. Uno de los principales termómetros para medir ese brusco descenso del tráfico y de la actividad económica son las estaciones de servicio, que según explican están viviendo un desplome sin precedentes en la venta de carburante que se mueve en una horquilla de entre el 70 y el 90 por ciento en función de su ubicación en la red viaria insular.

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Las gasolineras alejadas de los principales núcleos de población y polígonos industriales, en los que todavía se registra algo de actividad, son las más perjudicadas. Salvador Botella es propietario de las estaciones de servicio Cepsa en Mitjan Lloc (a medio camino entre Alaior y Maó) y en el Aeropuerto de Menorca, que también ha visto reducida su programación de vuelos a mínimos históricos. Cifra el descenso de facturación entre el 85 y el 90 por ciento y explica que como la gente tiene que tomar los trayectos más cortos registran algo de actividad entre semana, pero prácticamente nada en fin de semana.

El descenso no afecta solamente al combustible, sino también a otros productos de la tienda. El presidente en Menorca de la Asociación de Estaciones de Servicio de Balears, Manuel Coello, que regenta la BP de Es Mercadal, defiende en primer lugar que su mayor preocupación se centra en estos momentos en la crisis sanitaria, y en cuanto a la actividad revela que el 90 por ciento de las ventas en la tienda son de particulares y «los particulares no se mueven, el suministro es el mínimo para transportistas y servicios de emergencia».

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