El 5G promete velocidades nunca vistas de descarga, pero hay recelos sobre sus efectos.

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Velocidades nunca vistas de navegación y descarga que permitirán nuevas funcionalidades en nuestros móviles y el ‘boom’ del llamado internet de las cosas, la conexión a través de la red de multitud de dispositivos en el hogar, los centros de trabajo y la vía pública. Es la carta oficial de presentación de la tecnología 5G, el nuevo estándar de telecomunicaciones que se prevé implantar de forma masiva a lo largo del año 2020 y al que cada vez más ciudadanos se oponen por el riesgo que, según denuncian, puede suponer para la salud de personas y otros seres vivos.

Este movimiento contra el 5G, de larga trayectoria en otros países, se ha extendido en Menorca, donde en pleno confinamiento ha nacido a través de las redes sociales una nueva plataforma, ‘Menorca, libre de 5G’, que se ha empezado a organizar con la intención de concienciar a la población y reclamar que antes de que se empiece a instalar en Menorca –en otras zonas del país ya está presente- se revisen los efectos perjudiciales que puede ocasionar en la salud de los humanos y el medio ambiente, más teniendo en cuenta la condición de Menorca de Reserva de Biosfera.

Joan Carles López, especialista en contaminación electromagnética, es asesor del colectivo. Lamenta que esta nueva tecnología no ha sido suficientemente experimentada con humanos para saber el efecto que puede producir la instalación masiva de repetidores de ondas milimétricas en un espectro de 700 megahercios. Ha recopilado más de 70 estudios científicos que apuntan a los efectos nocivos que estas ondas tienen sobre las células de animales y plantas, un aviso de la comunidad científica que asegura que está siendo ignorado por los fuertes intereses económicos que hay detrás del despliegue del 5G.

Efectos del 5G
Explica que en el día a día de su trabajo se encuentra con personas que tienen problemas de salud relacionados con las redes existentes y advierte de que los problemas se multiplicarán con el 5G, que provocaría un largo listado de afecciones que van desde el cáncer hasta la afectación del sistema inmunológico, con las consecuencias que ello tendría en la expansión de un virus como el SARS-CoV-2, aunque descarta que el 5G pueda ser un potenciador o una correa de transmisión del virus. Aunque la reacción a las ondas depende de la genética de cada individuo, apunta a algunas de las alteraciones más habituales, como son el insomnio, la agresividad o la hiperactividad.