El propietario de un velero amarrado en Fornells realizaba ayer tareas de revisión. | Gemma Andreu

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El lunes comienza la fase 1 de la desescalada, en la que entrará Menorca, y la náutica recreativa podrá comenzar a navegar. Salvo en Canarias y Balears, donde los puertos están cerrados por la Orden Ministerial del 17 de marzo, que todavía no ha sido modificada, a pesar de que Autoridad Portuaria y Ports de les Illes trabajan en su apertura.

Se trata de una situación «totalmente discriminatoria respecto al territorio nacional, donde se podrá navegar» a partir de la fase 1 en grupos reducidos, denuncia la Asociación de Clubes Náuticos de Balears.

Los clubes de costa al margen de los puertos de Maó y Ciutadella, donde está expresamente prohibido, podrían suponer una escapatoria legal, pero nadie ofrece garantías sobre esa opción. «Existe una gran confusión entre la normativa y las instrucciones de aplicación», explica Biel Cerdà, gerente del puerto deportivo de Cala en Bosc.

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Ilustra su argumento con lo ocurrido esta semana, donde desde el lunes pasado se autorizaba a los propietarios de embarcaciones a trabajar en su puesta a punto con las limitaciones, pero no fue posible realmente hasta el martes. Ese día, una instrucción de Ports de les Illes y Autoridad Portuaria permitía rebasar la distancia de un kilómetro que regía como norma general. Los armadores podían trabajar una hora en su embarcación, media de revisión y media de arranque de motor.

La Guardia Civil ha controlado con exhaustividad esta tarea exigiendo documentación y la titularidad del amarre. Ese precedente lleva a pensar que hasta el próximo martes no habrá una información precisa para saber si desde el ejemplo citado de Cala en Bosc, Cala Galdana, Addaia o Es Grau, entre otros puntos costeros, habrá embarcaciones que puedan echarse a la mar en itinerarios reducidos, en todo caso.

La consulta que han realizado los clubes aún no tiene respuesta y sin ella no hay seguridad legal.