Operación de limpieza y desinfección en la terraza de un local situado en el puerto de Maó. | Gemma Andreu

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La predisposición mostrada por la totalidad de los ayuntamientos de la Isla de permitir a los bares que aumenten y adapten la superficie de sus terrazas para que puedan disponer de una clientela potencial suficiente, siempre cumpliendo con la limitación del 50 por ciento del aforo y la distancia mínima entre mesas, no ha evitado que los establecimientos muestren muchas dudas sobre la rentabilidad de sus negocios durante la fase I de la desescalada que, con toda probabilidad, comenzará el lunes.

De hecho, muchos negocios ni siquiera abrirán y esperan a que puedan hacer uso de sus dependencias interiores, ya en fases posteriores del camino hacia la denominada nueva normalidad. Afirman algunos de los responsables consultados por este diario que no les salen las cuentas solo con una parte de las mesas exteriores y que para perder dinero, incluso estar a expensas de las condiciones meteorológicas de cada jornada, prefieren ser cautos.

Aquellos que sí abrirán el lunes no atisban un gran beneficio mientras solo dispongan de sus terrazas con aforo parcial. «Si se empata o se pierde un poco se dará por bueno», indica Antoni Sansaloni, presidente de la Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes de Menorca, perteneciente a PIME. «Si se abre, se hace para prestar el servicio, nada más». Sansaloni es muy crítico con la falta de información recibida en algunos municipios y explica que «mucha gente espera a más adelante». «Es muy poca cosa, abrir ahora solo es factible para pequeños negocios, con pequeñas ocupaciones», estima José Bosch, presidente de la Asociación Empresarial de la Hostelería y la Restauración de Menorca, dentro de CAEB. No le consta mucho interés por estrenar la temporada el lunes, «sacar a la gente de un ERTE es algo delicado, y más con tantas dudas. Existen muchas incertidumbre». No espera una apertura generalizada hasta la fase III.

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«Vamos a probar, aunque no vemos a nadie por la calle, la gran incógnita es cuánta gente vendrá», indicaba el responsable de un bar del centro de Maó. Todos los ayuntamientos se han mostrado ya dispuestos a adaptar o ampliar las terrazas para facilitar las cosas a los negocios, pero siempre con el condicionante significativo de lo establecido en cada una de las ordenanzas municipales y las recomendaciones sanitarias en cuanto a las distancias entre personas así como la necesidad de garantizar zonas de paso. Flexibilidad pero no barra libre. Es decir, no se podrá ver perjudicada la seguridad vial, la superficie de paso propia de los peatones, los vados, entre otros aspectos. La intención de la mayoría de los consistorios es poner la lupa caso por caso, a pesar de que el proceso se ha activado a pocas horas del comienzo de la fase I en muchos de los municipios. Cabe señalar que, por ejemplo, Maó tiene unas 120 terrazas y Ciutadella tiene 260 licencias de ocupación de la vía pública, por citar las ciudades de mayor volumen. A mediados de semana se habían recibido ya varias consultas y peticiones en algún consistorio. Desde Sant Lluís explican que habrá que actuar de acuerdo con las indicaciones del Gobierno central y que habrá margen para redistribuir el espacio disponible, en caso de no poder crecer en número de metros cuadrados. Es Mercadal por ejemplo, analizará cada caso aunque admite que hay poco margen con el espacio que ya ocupan licencias actuales en calles no muy anchas y prioriza respetar las distancias mínimas recomendadas. Es Castell se compromete a dar facilidades dentro de lo posible, con soluciones personalizadas. Ferreries recuerda que no deben generarse problemas con los vecinos, pero que sí hay opción de aumentar se atenderá, y Ciutadella actuará ante cada solicitud que reciba con los criterios viales ya citados. Calasfonts y el resto del puerto de Maó dependen de Autoridad Portuaria, que ha expresado la misma voluntad de permitir ampliaciones si son viables. Algunos bares consultados admitían que en muchos casos el crecimiento es inviable.

El espacio no es el único factor a tener a cuenta. Pesa el personal. Muchos tienen ERTE en marcha y hay que ser precavido para no activar nóminas que, quizá, no se podrán pagar sin perder dinero. Los establecimientos consultados explican que solo movilizarán una pequeña parte de la plantilla. Hay muchas más cosas a considerar, cada uno desde su peculiaridad. Como curiosidad, un conocido local del puerto de Maó solo abrirá si la situación epidemiológica de la Isla sigue con buenas cifras.

Como ayuda y estímulo, muchos consistorios han anunciado bonificaciones en la tasa de ocupación de la vía pública. Es Migjorn Gran y Sant Lluís no cobrarán ni un euro por las terrazas, Maó y Ciutadella bonificarán un 90 por ciento de la tasa, Es Mercadal analiza una compensación parcial, Alaior reducirá la tasa a la mitad, Es Castell no cobrará lo que no se use y Ferreries lo está estudiando. Autoridad Portuaria bonificará al máximo de lo legal o rescindirá los contratos si no se quiere abrir por ahora la terraza.