El Consell derribará el puente de Rafal Rubí | Gemma Andreu

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La solución salomónica en torno a las estructuras inacabadas de la carretera general no ha causado satisfacción. El anuncio ha sido acogido con «escepticismo y preocupación» por el GOB, una de las organizaciones que abanderó la oposición a este proyecto, mientras que los transportistas se muestran contrariados.

El grupo ecologista hace historia para recordar que los puentes no aparecían en ninguna de las 17 propuestas presentadas al concurso en 2012 y que «estas polémicas estructuras fueron incorporadas posteriormente por presiones políticas», señala. Era una manera de compensar, aduce, la imposibilidad causada por la crisis de 2008 de construir una carretera de doble carril.

En su opinión, «preocupa el anuncio de mantener y acabar el puente de L’Argentina sin esperar a conocer la valoración paisajística en base a la normativa que ha puesto sobre la mesa legal el tema del paisaje». Recuerda la movilización popular «porque se hallan en suelo rústico y tienen un potencial de uso transversal que no justifica una estructura de doble nivel. No lo tenían antes y no lo tienen ahora», afirma.

Por tanto, considera insuficiente el anuncio y apuesta por el modelo Ferreries-Ciutadella, donde se han aplicado sistemas a un mismo nivel en los enlaces. Tampoco considera que sea un problema económico, «porque la desaparición de los puentes no tiene un coste destacado en el conjunto de la obra», asegura.

Los transportistas profesionales son la antítesis de esa opinión. «Siempre hemos reclamado una propuesta para un tráfico seguro, fluido y sin giros a la izquierda», declara Joaquín Bisbal, presidente de Astrame. El último requisito no se cumplirá en el nuevo proyecto por cuanto se ha anunciado que los giros a la izquierda se realizarán a través de carril garantizado como el modelo implantado en el tramo Ferreries-Ciutadella y que «no es el modelo de los transportistas».

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Para Bisbal, el anuncio «es una decisión política» que no les ha tenido en cuenta, «deja a todos contentos y cabreados al mismo tiempo», ya que ni satisface la reivindicación de unos ni la necesidad de tráfico más seguro exigida por los profesionales.

Preocupación pequeña

Agrega, no obstante, que la preocupación «se ha hecho pequeña en estos momentos», donde el sector se halla más pendiente de la brutal caída de actividad que ha sufrido tanto en carga como en transporte discrecional. Es una de las razones por las que la Directiva no se ha reunido aún para debatir esta solución.

El mantenimiento de la estructura de L’Argentina lo interpreta como una cuestión de responsabilidad, para no asumir el riesgo de accidentes en el aquel punto como el ocurrido en marzo de 2004, que dejó tres muertos de una familia en una violenta colisión. Dejar en pie esa estructura lo califica así de buena noticia.

No cree que las obras se pongan en marcha en un año, «el comienzo de la temporada no es el mejor momento», avisa, y critica también la alternativa financiera de los recursos propios del Consell a falta de respuesta del Ministerio. «Es igual quién lo pague, los recursos proceden del mismo sitio», denuncia en lo que interpreta como un razonamiento demagógico, al tiempo que se declara sorprendido por la tibieza del PP al reaccionar a la noticia.