Algunos bañistas fieles durante muchos veranos a este lugar de baño mostraban este sábado su decepción por el estado de la cala. | Gemma Andreu

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En las rocas de Cala Mitjana hay un manantial de agua dulce, que habitualmente mana muy poco y se va directamente al mar bajo la arena. Pero, caprichos de la naturaleza, este año tiene un caudal un poco mayor, el suficiente para que el agua se acumule en medio del arenal y lo divida en dos.

El oleaje ha hecho después el resto al arrastrar las hojas de posidonia, que luego permanecen retenidas en la charca. La supeficie de la cala queda de este modo muy reducida para los bañistas y la combinación de los restos de posidonia con el agua provocan una reacción molesta tanto para el olfato como para quienes se acomodan en la parte de atrás del arenal y han de cruzarla cada vez que van a bañarse.

Tomeu Salord, concejal de Turismo de Ferreries, conoce la situación y hace días que se ha interesado por encontrar una solución. Conocido el origen del problema, se ha puesto en contacto con los técnicos de medio ambiente para estudiar una salida compatible con los intereses de los usuarios y la dinámica de la propia naturaleza en ese punto.

Esta semana se realizará una inspección in situ con el fin de abordar el caso sobrevenido. Algunos expertos apuntan a la primavera más lluviosa este año como causa de que la fuente se esté mostrando más generosa.

Aparcamiento

Respecto al aparcamiento, Salord apunta que el más cercano a la playa no volverá a ser abierto porque constituye un elevado riesgo en caso de incendio. El habilitado en la parte superior, a la entrada de la finca desde la carretera de Cala Gadana, ha comenzado a registrar los primeros llenos en las jornadas pasadas. Todavía no hay vigilante, aunque se negocia su incorporación ya.