Una calle de la urbanización de Sant Tomàs, en Es Migjorn Gran, completamente vacía de turistas en pleno mes punta. | Gemma Andreu

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Alemanes, franceses, italianos y sobre todo españoles ayudan a mantener «una ocupación mínimamente decente» en las viviendas vacacionales, pero los nacionales se concentran en agosto y no logran parar el golpe de las cancelaciones de británicos, aseguran las agencias de villas y apartamentos en alquiler consultadas. «Esto es una locura», esa es la frase que más repiten los profesionales de este segmento de la actividad turística, porque de un día para otro nadie sabe lo que va a suceder.

Lo realmente inusual es que una vez iniciado el mes punta, agosto, quedan villas y apartamentos disponibles cuando en veranos pasados de junio a septiembre la ocupación superaba el 90 por ciento.

La mayoría de clientes británicos cancelan sus estancias tras la recomendación de su Gobierno de no viajar a España, que se suma a la obligación de guardar una cuarentena a su regreso a casa. Al cierre de esta información ese periodo de aislamiento seguía siendo de 14 días pero Londres barajaba la posibilidad de reducirlo a diez. Nadie tiene certezas, y eso lo saben bien quienes trabajan en el alquiler vacacional, «cada día es un mundo nuevo», explica la encargada de una de estas empresas.

Las cancelaciones de turistas británicos se dan sobre todo en las plazas comercializadas con turoperación (grupos como TUI o VillaPlus), mientras que en la contratación directa hay clientes que se resisten a renunciar a sus vacaciones en Menorca y quieren venir pese a todo. «Ha habido muchas cancelaciones que intentamos cubrir con el turismo español, pero hay ingleses que aún mantienen su reserva, todo es a última hora», explica una agente de la zona de Ciutadella.

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Entre los británicos que cancelan muchos no quieren que se les reembolse el dinero, sino un bono para tener ya reservadas su chalé o apartamento en la temporada de 2021. «La gente no quiere perder sus vacaciones, muchos ingleses siguen queriendo venir, todo depende de la situación personal, de si pueden teletrabajar cuando lleguen a casa», comentan desde una de las agencias que alquila sobre todo en Son Bou y que corrobora la paralización de reservas británicas.

Solo la diversificación de mercados y canales de venta amortigua la caída, que está siendo muy dura. «La sensación es muy negativa», afirma Javier Pons de Marco, presidente de la Asociación de Empresarios de Viviendas Turísticas Vacacionales de Menorca (Viturme), «dependemos de los vuelos, y veremos cómo salen las compañías aéreas de esto».

Pons de Marco sostiene que sobre todo ha sido la recomendación del Gobierno británico de no viajar España, incluyendo las islas Canarias y Balears, lo que ha acelerado las cancelaciones «porque afecta a los seguros». Añade que con la exigencia de la cuarentena «aún había reservas, querían venir, pero ahora el mercado inglés está parado, no saben qué hacer». Y ese mercado, subraya, es el grueso de los clientes de los alquileres vacacionales en Menorca, un 75 por ciento.

El resto del turismo europeo responde «pero hablamos de números ridículos», y advierte el presidente de Viturme que los visitantes nacionales se concentran en julio y agosto; septiembre y octubre son una incógnita, suponiendo que la pandemia no imponga nuevas restricciones. Pons de Marco recuerda que Viturme lleva tiempo «intentando que se reconozca este tipo de turismo, porque los propietarios son por lo general locales, y las empresas de servicios, limpieza y mantenimiento también», estiran de una economía insular este verano maltrecha.