Moll de Llevant del puerto de Maó, donde trabajan varias empresas náuticas de alquiler de yates y veleros. | Gemma Andreu

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La náutica se ha convertido en un pequeño oasis de la economía turística de Menorca, es el único ramo en el que las cosas no han ido mal salvando la brevedad de la temporada. En julio y agosto se ha trabajado al mismo nivel que el año pasado, la diferencia no pasa del cinco por ciento, según se constata de varios testimonios empresariales de los puertos de Maó, Ciutadella y Fornells.

"El verano va a tope", apunta con optimismo Gabriel Massanet, de Menorcaboats, quien ha trabajado en Ciutadella con clientela francesa, en primer lugar, italianos y españoles. Tiene reservas hasta finales de mes y hasta finales de septiembre.

Ha sufrido, como el sector hotelero y otros segmentos turísticos, la cancelación de reservas por mor de la cuarentena británica y otras circunstancias de la crisis del coronavirus, incluso algunos clientes que se han visto contagiados y no han podido venir. Sin embargo, ha dispuesto de versatilidad suficiente para captar nuevas reservas con las que cubrir las cancelaciones.

Los negocios náuticos, al margen de ofertas puntuales, han mantenido las tarifas, razón por la que el volumen de facturación no se ha resentido durante los meses de julio y agosto. "Durante la última semana de julio y las dos primeras de agosto, hemos tenido toda la flota -21 barcos- en el mar", comentan desde "Charter en Menorca", donde admiten haber registrado más volumen de negocio que el año pasado.

"El velero ha triunfado"

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En el puerto de Maó, donde además de la citada trabajan hasta media docena de náuticas, la demanda registrada ha provocado que algunas empresas hayan tenido que adaptarse a nuevas condiciones, como la preparar los barcos para pernoctaciones a bordo. "El velero ha triunfado", resume.

El turismo nacional ha sido el principal cliente "y algún francés", agregan desde otra náutica de Maó. Chárter, alquileres y excursiones, las tres modalidades han generado buen resultado en lo que va de verano. Explican que el mar se ha contemplado este año como refugio de la pandemia, aunque combatirla de ese modo requiere entre 400 y 3.000 euros diarios que es la tarifa que aplican las distintas náuticas operan en el puerto de Maó.

Reservas de países del norte y del sur de América han sido canceladas por imposibilidad de viajar y septiembre no llega con tanto impulso en Maó.

En Fornells la segunda quincena ha sido buena en contrataciones y reservas en todas las modalidades y agosto está mostrando el mismo músculo que el año pasado, explica un representante de Servinàutic. El 95 por ciento de los usuarios es en general turismo nacional y el resto se lo reparte el turismo francés y el italiano. Septiembre llega con dudas, "pero las reservas trasladan un mensaje optimista", apunta.

Las embarcaciones sin titulación también se han alquilado más que otros años.

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