El saldo de los negocios que no abrieron o no esperan a septiembre para cerrar es de 5.676 afiliaciones perdidas | Josep Bagur Gomila

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La economía menorquina perdió 5.676 afiliaciones a la Seguridad Social el pasado agosto, un descenso del 14 por ciento respecto al mismo mes de 2019, y 493 empresas cerraron sus cuentas de cotización aunque está por ver si solo se congelaron o, finalmente, serán negocios que desaparecerán. La tesorería pública pierde ingresos en la Isla sobre todo procedentes del sector Comercio, que en cifras absolutas fue el que más cuentas cerró, un total de 141, seguido del de Hostelería con 84, aunque aquí son sobre todo bares y restaurantes, con 57 cuentas menos, los más afectados por la crisis ligada a la pandemia del coronavirus.

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Las cifras, recogidas por el Institut Balear d’Estadística (Ibestat), corroboran las malas previsiones que extrajo la Federació de la Petita i Mitjana Empresa (PIME Menorca) de la reciente encuesta a sus asociados. Un 14 por ciento de las pymes consultadas se planteaba un posible cierre, y visto cómo ha evolucionado el verano «a lo mejor un 14 se quedaba corto», declaró ayer la secretaria general de la patronal, María García. Habrá más empresas que cerrarán al acabar este mes «porque de octubre ya no vale la pena hablar», lamenta García, «algunas puede que se recuperen, no están cuantificadas, pero sabemos que muchas otras ya no abrirán la próxima temporada».

Una destrucción de tejido productivo que «será muy difícil de recuperar» por eso desde PIME su secretaria general alza la voz para pedir que se ayude a las empresas ahora, cuando atraviesan dificultades y la prórroga de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (Erte) no está solucionada. «Hay que intentar salvar el mayor número de empresas en la situación en la que estamos», apunta la directiva de la patronal, quien opina que mantener los Erte solo para el sector turístico «es un error, los fijos-discontinuos se darán de baja por cese de actividad, y los que se quedarán colgados son los del resto de sectores», explica. En una situación de crisis la evolución habitual es que muchos trabajadores que se quedan en paro intentan autoemplearse, repunta el número de autónomos, pero en el momento pandémico actual todo son incógnitas, el escenario no está claro para nadie. Las empresas de manufactura, señala la secretaria general de PIME, tampoco pueden refugiarse en las exportaciones y compensar así pérdidas, porque la covid-19 ha hecho saltar por los aires las previsiones económicas en todos los países. García no quiere mostrar derrotismo pero concluye que «creo que todo el mundo es consciente de que la renta de las empresas y los trabajadores va a bajar y que eso implicará menos inversión y consumo».