Una mujer recibe su tratamiento en un centro de estética de Ciutadella | Josep Bagur Gomila

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Los centros de estética de Menorca atraviesan una situación complicada. Al parón de actividad tras el decreto de estado de alarma, que paralizó su actividad en un periodo clave para las cuentas de resultados de la empresa, se le suma un problema de fondo. Tras la finalización de las medidas más restrictivas para combatir la expansión del virus, los centros de estética aseguran que han perdido entre el diez y el 15 por ciento de su clientela habitual. Las perspectivas de futuro no son halagüeñas. La incertidumbre que genera la crisis derivada de la pandemia en la sociedad menorquina amenaza con reducir el trabajo, una realidad que ya han empezado a notar durante el mes de octubre.

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Estas reflexiones forman parte del análisis de la situación actual realizado durante la celebración de la Asamblea General Ordinaria de Socios de la Asociación Profesional de Estética de Menorca, desde donde aseguran que el año empezado con un optimismo truncado a partir del mes de marzo. Desde ese mes hasta finales de junio, periodo que se caracteriza por un volumen considerable de trabajo, el sector estuvo inactivo y se perdió «la que podría considerarse la mejor época del año para el sector», según lamentaron ayer en un comunicado.

Tampoco el verano, cuando la afluencia de turistas suele ser fuente de ingresos, supuso un acicate para el sector: «La demanda este año ha sido prácticamente nula para estos servicios disminuyendo considerablemente la facturación de las empresas». Ante el pesimismo reinante, desde el sector reclaman a las administraciones un mayor apoyo a autónomos, microempresas, pequeñas y medianas empresas. De lo contrario, advierten, «muchas se verán obligadas a cerrar sus negocios».