La presidenta Francina Armengol y la familiar de uno de los militares represaliados.

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La presidenta de la Comunidad Autónoma inauguró el sábado en Maó una escultura a cuatro víctimas de la represión franquista cuyos restos se hallan en el cementerio. Los cuatro, sin embargo, habrían participado en los fusilamientos de los detenidos en el barco «Atlante», el primer grupo el 18 de noviembre de 1936 en Cala Figuera y el segundo al día siguiente en el cementerio de Es Castell, 75 víctimas en total.

El diputado del PP Juan Manuel Lafuente ha presentado preguntas en el Parlament dirigidas a la consellera de Administración Pública, Isabel Castro, sobre un acto dedicado «a los condenados por participar activamente en las masacres de La Mola y el ‘Atlante’». Ha solicitado además todo el expediente con sus correspondientes informes técnico, jurídico e histórico así como los gastos que ha supuesto destinar dinero público a este acto.

Le cuestiona en concreto si los homenajeados han vulnerado los derechos humanos ya que eliminar al adversario por ideas políticas, religiosas, étnicas o diferenciación sexual están calificados actualmente como crímenes de lesa humanidad.

Uno de los cuatro, Antonio Benedit Moreno (Zaragoza, 1917), aparece citado por el historiador Juanjo José Negreira Parets en el libro «Menorca, 1936. Violencia, represión y muerte» como el que mandó sacar a los detenidos en el barco «Atlante» «trasladándoles al cementerio de Villa Carlos donde les dio muerte». En la sentencia del tribunal militar que cinco años después le condenaría a muerte, reconoce los hechos y declara que él mismo vació dos veces el cargador.

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Negreira agrega que este cabo, en referencia a Benedit, junto con otro, que no figura entre los cuatro homenajeados, «eran los que solían mandar los piquetes de fusilamiento, para lo que se prestaban voluntariamente».

Según la sentencia de las causas sumarísimas abiertas por la Auditoría de Guerra de Balears, Benedit participó en las dos masacres, la del 18 y la del 19 de noviembre de 1936, y el segundo día dirigió el pelotón de fusilamiento. Los otros tres fueron acusados por el propio Benedit y por otros testigos y fueron condenados en la misma sentencia por «participación activa y personal con especial ensañamiento y con el agravante de perversidad -calificado así en el código militar- en los asesinatos del «Atlante» y de La Mola».

En el episodio de La Mola, sin embargo, ocurrido a principios de agosto y que supuso el fusilamiento de más de un centenar de militares hechos prisioneros previamente por orden de Pedro Marqués, gobernador militar de Menorca, solo habría participado otro de los homenajeados el sábado, Vicente Cervera, acusado por el propio Marqués cuando este fue detenido en 1939.

La documentación bibliográfica y la procedente de los archivos militares ofrece cuanto menos dudas razonables sobre la oportunidad del homenaje realizado el sábado con participación de las primeras autoridades autonómicas y locales. Así lo interpreta Lafuente, quien desde su cargo institucional y con las pruebas documentales oficiales y bibliográficas, se ha puesto al frente de las voces que se han levantado en contra del reconocimiento oficial a los cuatro republicanos represaliados por el bando vencedor de la guerra.

Salvo Cervera, que era militar de carrera, los otros tres apenas tenían 20 años y la sentencia que los condena procede de un tribunal de guerra, que ofrece también todas las dudas sobre las debidas garantías jurídicas del proceso. Así y todo, la sentencia fue recurrida al Alto Tribunal Supremo de Justicia Militar, que tenía sede en Valladolid, por el propio fiscal militar para salvar de la pena de muerte a un civil y a otros cuatro militares incursos en el mismo sumario y sobre los que las acusaciones tenían menos fundamento. Ese recurso, del 7 de mayo de 1939, obliga a repetir el juicio y este se retrasa hasta 1941, año en el que fueron ejecutados tres de los condenados.