El centro de personas mayores de Camí des Castell en Maó, semivacío ayer por la tarde. | Josep Bagur

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Todos los clubes de jubilados y pensionistas de Menorca cuentan ya con sus planes de contingencia redactados para poder reabrir sus puertas, salvo el de Fornells, que de manera explícita renunció de momento a la reapertura. Tres clubes han notificado ya a la Conselleria de Bienestar Social que vuelven a realizar actividades, con las limitaciones que imponen las medidas sanitarias, estos son el Club Democràtic de Jubilats de Ciutadella, desde el pasado 27 de octubre; el Centre de Persones Majors del Consell (Aspema, en Camí des Castell de Maó); y el Club de Jubilats de Ferreries, estos dos últimos desde el pasado 2 de noviembre.

La consellera Bàrbara Torrent informó ayer de que de todos los planes enviados a la Conselleria de Salud para su aprobación solo está pendiente el del club de Alaior, pero se espera que el visto bueno llegue en breve. Los planes se han elaborado con el apoyo técnico del Consell insular, están adaptados al espacio físico de cada uno de estos centros y son imprescindibles para que puedan retomar su actividad, ya que se trata de un colectivo vulnerable y el objetivo fundamental de los planes de contingencia es reducir al mínimo el riesgo de contagio.

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Los técnicos de la Conselleria de Bienestar Social han preparado para cada club un documento de medidas específicas, adaptado a cada local y a las actividades que se desarrollan en su interior. También se les ha proporcionado documentación para la formación de monitores así como el protocolo de limpieza y desinfección, y formularios para que lleven a cabo el control de asistencia diaria, la declaración responsable de usuarios, y el control de monitores y formación.

Todos estos requisitos hacen que la reapertura de los clubes se produzca «en condiciones duras», señaló el presidente de la Federación de Asociaciones de Personas Mayores, Joan Lluís Rosselló. En su club, Aspema de Maó, abren mañana y tarde, cierran a las 20 horas, pero no hay ni baile, ni bingos, ni juegos de mesa «se ha reducido mucho la actividad», afirma.