Autobuses de servicio discrecional parados en el hangar. | Josep Bagur Gomila

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El sector del transporte por carretera vive una crisis sin precedentes, con una pérdida de usuarios que en algunos casos ha llegado al 95 por ciento y que no se ha limitado a los meses de confinamiento por el estado de alarma, sino que se ha prolongado durante una inexistente temporada turística. Pese a ello las empresas menorquinas del transporte discrecional han optado por congelar y mantener sus flotas de autobuses, estacionadas en las cocheras, a la espera de que en 2021 se recupere la actividad. Al mismo tiempo tramitan bajas temporales de los vehículos en la Jefatura de Tráfico para poder quedar así exentos del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), que recaudan los ayuntamientos, durante el tiempo que los autobuses no están en circulación.

Es una manera de evitar el desguace o la devolución de vehículos por no poder hacer frente a los pagos debido a la falta de ingresos; en el conjunto de Balears hay 130 autocares menos debido a este desplome de las excursiones turísticas, del Imserso, salidas escolares, las de cruceristas o cualquier tipo de evento que se ha visto cancelado o limitado por la covid-19, como pueden ser grupos que salen de celebración y contratan un minibus, ya sea para bodas y despedidas, o también desplazamientos de otro tipo como los deportivos.

«La base de la demanda del transporte discrecional es sobre todo el turoperador turístico, el transporte desde el aeropuerto al hotel y las excursiones», explica José María Camps, de Norbus, a lo que se suman las excursiones de los cruceristas «y este año no ha habido nada». En junio se pensó que aún sería posible tener una mínima actividad de temporada y «se hicieron esfuerzos para poner todo en marcha que luego también se quedaron en nada» o peor aún «en pérdidas». Tampoco los viajes de los jubilados y pensionistas se pudieron salvar, la campaña del Imserso se perdió, «pensamos que sería cosa de dos meses» pero la pandemia no ha dado tregua y ahora también se cae la campaña de Navidad.

«Diciembre era un mes que generaba muchos viajes internos», señala el transportista. Muchas escuelas dedican esas semanas previas a las vacaciones navideñas a hacer excursiones por la isla con los niños, ahora el transporte escolar funciona pero ya no se sale de los centros.

El pasado 15 de marzo, una vez declarado el estado de alarma, las flotas pararon totalmente, pero la inversión, muy elevada en este tipo de vehículos, ya estaba hecha en muchas de ellas, con la mitad de la flota en marcha; solo las que se dedican específicamente a la actividad de temporada pudieron frenar a tiempo.

Si la situación en todo el país es «muy mala» en Menorca, como en el resto de Balears al ser una comunidad turística, «es crítica», declara Isidro Bellota, de Autocares Torres. El vicepresidente de Menorca en la Federació Empresarial Balear de Transports asegura que «a las empresas que les ha ido mejor han bajado un 85 % la facturación». Hoy día se mantiene el transporte escolar y viajes de grupos pequeños con minibuses «pero es una actividad residual, los autobuses apenas se han movido este año», añade. En las cocheras de las empresas menorquinas hay más de un centenar de autobuses esperando volver a rodar.