Los bares y restaurantes, obligados a restringir el acceso a la barra, que en muchos casos queda acordonada para que los clientes no se acerquen a ella. | Josep Bagur Gomila

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Menorca presenta una incidencia acumulada de 84 casos de coronavirus por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, por debajo de Mallorca (188) y de Eivissa (140). Pese a la notable diferencia, la nueva clasificación de los riesgos arbitrada por el Govern, que incluye a esta Isla en el nivel medio (2), implica la prohibición tajante del uso de la barra en bares y restaurantes, la misma norma que han de cumplir los restauradores de los otros dos territorios pese a que están en un nivel 3 de riesgo mayor.

La medida, que indigna a propietarios de bares y preocupa a los de restaurantes, especialmente debido a las fiestas navideñas en puertas, entró en vigor el sábado. Los policías locales de cada municipio se han encargado de pasar por todos los establecimientos para informar a propietarios y encargados sobre la obligatoriedad de impedir a los clientes el acceso a la barra, entre otras medidas, como un máximo de seis personas por mesa, cierre a las 12 de la noche, y la imposibilidad de entrar en el local aquellos que vengan a recoger algún pedido de alimentos, a quienes los empleados deberán entregárselos fuera del establecimiento.

La nueva clasificación será revisada en un plazo de 14 días, y modificada solo si se reduce la tasa de contagios a 50 o menos por 100.000 habitantes, con lo que Menorca podría pasar al nivel 1 en el que está Formentera. Mientras tanto, los establecimientos se han visto obligados, en muchos casos, a acordonar la barra para que los clientes no se acerquen a ella, o bien a colocar mesas y sillas justo al lado de este mobiliario con el mismo propósito.

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«Cumplimos todas las normas de seguridad, de reducción de aforo, de distancia entre los clientes, y ahora encima prohiben la barra, ya está bien», lamenta Antoni Sansaloni, presidente de la Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes. «Parece que pretenden acabar con la restauración». Sostiene Sansaloni, propietario del Mesón Rías Baixas, en Ferreries, que «las normas se cumplen dentro de los bares, pero no sucede lo mismo fuera, es ahí donde hay más peligro, entonces no se entiende que nos pongan más limitaciones».

Joan Fortuny, del Bar Transparent, de Alaior, considera la norma «excesiva porque nos hace daño, aunque sería peor si estuviésemos en verano». De todas formas, explica, «la gente no está en la barra pero se sientan en las mesas que están al lado».

Josep Bosch, de la Asociación de Restauradores de Menorca, admite que en los restaurantes la prohibición del uso de la barra «no afecta tanto», pero sí la norma de los seis comensales por barra, «esperamos a ver qué sucede en estos 14 días, porque si se mantiene así será otro golpe perjudicial para el sector».

Desde la Conselleria de Salud señalan que esta unificación de la normativa responde a impedir que la gente pueda estar sin mascarilla, como sucede cuando come o bebe en un bar, junto a otras personas desconocidas que tampoco la lleven sin que se pueda mantener la distancia de seguridad.