Visita a una usuaria de la residencia municipal de Ciutadella, con distancia de seguridad

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La concejala del área social de Ciutadella, Laura Anglada, asegura que la dirección del geriátrico municipal, de la que forma parte activa, en ningún momento se planteó incluirla en la lista de personas susceptibles de ser vacunadas de la covid-19. «Consideré que no era imprescindible». Tampoco desde la Conselleria de Salud se le formuló recomendación alguna al respecto, como sí hizo con el regidor mahonés Enric Mas, a quien finalmente se le inyectó el inmunizador, lo que ha generado numerosas críticas.

Maó y Ciutadella son los dos únicos municipios de la Isla que gestionan directamente sus respectivas residencias geriátricas, algo a lo que apeló el alcalde Héctor Pons para justificar la vacunación de Mas, puesto que esto conllevaría, afirmó, una mayor presencia del concejal responsable en sus dependencias. Prácticamente diaria, aseguró. El Ayuntamiento de Maó y la Conselleria de Salud insistieron el viernes en que Mas se había vacunado a instancias de una recomendación formulada por el organismo autonómico, por criterios puramente técnicos.

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En cuanto a la residencia geriátrica de Ciutadella, Laura Anglada explica que desde Salud les solicitaron una lista de personal al que administrar las dosis, sin ninguna consideración específica sobre el papel de la concejala. Tampoco ésta elevó consulta alguna al respecto. No lo estimó oportuno y así procedió.

Menos visitas

También justificaron Maó y Salud que la presencia física de Mas en el geriátrico es constante, sobre todo con el reciente brote. Anglada, sin conocer al detalle ni entrar a valorar la labor de Mas, comenta que, con la pandemia, ha reducido su presencia física en la residencia, incluso las reuniones cara a cara con la dirección se llevan a cabo fuera de la misma. «Mi dedicación es constante y directa, ha aumentado con la pandemia. Estamos en contacto a diario, pero mis visitas presenciales se han reducido por coherencia con las medidas de precaución adoptadas», comenta. Remarca que su atención sobre la residencia es intensa y permanente. Anglada explica que entendió que las vacunas debían ser para los profesionales que mantienen un contacto más directo con las personas vulnerables, y esto pese a que «no estamos solo tras un ordenador».