Calles desiertas. Una semana después del primer caso en la Isla el Gobierno declara el estado de alarma | Josep Bagur Gomila

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El 7 de marzo de 2020 la Conselleria de Salud confirmaba el primer caso positivo de covid-19 en Menorca. 36 día después del primer caso en España y 27 después de la llegada de la pandemia a Balears, un facultativo del Hospital Mateu Orfila, el doctor Josep Borràs, se convertía en el primer contagiado oficial en una Isla que a la sazón poco podía imaginar lo que se le venía encima. Un año después Menorca está sumida en una triple crisis sanitaria, económica y social de la que se esfuerza por salir sin que por el momento se hayan disipado las enormes incertidumbres que nublan las perspectivas para el futuro más inmediato.

Después de doce meses que han puesto patas arriba nuestra existencia, el balance es contundente. Nada menos que 2.149 personas se han contagiado hasta la fecha del SARS-coV-2, 104 han tenido que ser hospitalizadas, 38 pacientes se han debatido entre la vida y la muerte en las camas de la tristemente famosa Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Y el peor dato de todos, el listado de fallecidos con coronavirus.

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Desde la primera víctima registrada el 30 de marzo, la pandemia ya se ha cobrado en la Isla 33 vidas, 20 hombre y 13 mujeres. 20 en planta del hospital, once en la UCI, dos en la residencia geriátrica de Es Mercadal. La edad media de los difuntos se sitúa en 75 años, pero también se han tenido que lamentar muertes de personas muy jóvenes, la que más con solo 39 años.

El impacto económico

Son cifras que hablan de la gran incidencia que ha tenido la pandemia en materia sanitaria, pero no alcanzan para explicar el enorme impacto que ha tenido en las vidas de los menorquines, ni tampoco las consecuencias económicas que se han derivado de las medidas tomadas para contener la expansión del virus. El decreto de Estado de Alarma aprobado a mediados de marzo supuso para la economía insular la entrada en un estado de hibernación del que doce meses después todavía no ha terminado de despertar. El año 2020 se ha cerrado con un retroceso de la economía insular del que no se tenían precedentes en tiempos de paz, una caída del PIB del 24 por ciento que se traduce en una pérdida estimada de alrededor de 600 millones de euros.

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