El payés Joan Pons pasea por una plantación de zulla en Mongofre Nou, Menorca. | David Arquimbau Sintes / Efe

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La mayoría de las fincas del programa de Custodia Agraria del GOB Menorca utilizan la zulla para sembrar, una planta leguminosa introducida por los británicos en el siglo XVIII que favorece el crecimiento de diversos cultivos.

La recogida de la zulla se produce este mes, mientras que el grano tiene lugar en junio.
La técnica de Custodia Agraria de la entidad ecologista, Jara Febrer, destaca su labor como fertilizante.

«Ayuda a capturar el nitrógeno del aire y fijarlo en el suelo, lo mismo que hacen los fertilizantes. Enriquece el suelo, favoreciendo el crecimiento de otros cultivos. Cuanto más fonda sea la tierra, mejor aguantará el verano porque coge el frescor de la zona profunda. No necesita adobos e incluso pueden ser perjudiciales», ha detallado a Efe.

La zulla no está muy extendida en el Mediterráneo, aunque Menorca es una excepción como consecuencia de la influencia británica. Inicialmente se utilizaba de planta ornamental y a mediados del siglo XIX comenzó a destinarse a forrajera. Crece hasta el metro y medio, y su flor luce un rojo vistoso.

«Una vez sembrada puede durar hasta 3 y 4 años. Al tener mucha fibra se hace silo y también puede utilizarse para pastar. Se suele mezclar con cereales como la cebada. En ocasiones puede no tener mucha producción el primer año, pero sin sembrarla de nuevo puede mejorar el rendimiento en los años posteriores», ha señalado.

Su dificultad para encontrarla en el mercado y comprarla ha obligado a algunos payeses a autoproducirla.

«La finca de Mongrofre Nou apuesta claramente por la siembra de la zulla. Después de varios experimentos han logrado este año sembrar sin arar, es decir esparciéndola, han conseguido un buen resultado», ha remarcado.

La zulla se encuentra extendida en países como Australia, India, Brasil y en España, principalmente en Cádiz, Málaga y Huelva. También se localiza en la costa de Cataluña y de manera significativa en Menorca.