El sector turístico está pendiente de la llegada de los grandes TTOO británicos para relanzar la temporada

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Buena parte de los sectores económicos de la Isla está pendiente del famoso semáforo británico, de que se retomen los flujos turísticos con Reino Unido para relanzar la temporada, pero desde la perspectiva epidemiológica esa reapertura entraña un riesgo que podría acabar dando la estocada definitiva a la campaña turística. Lo advierte el epidemiólogo del Área de Salud de Menorca, Maties Torrent, quien entiende las necesidades económicas, pero advierte de que «primero hay que asegurar la salud para garantizar un cierto nivel de economía» y alerta del riesgo de la entrada de la variante india, más contagiosa y especialmente peligrosa para los que no tienen la pauta completa de vacunación.

El experto subraya que en Reino Unido esa es la variante dominante, que allí el repunte de contagios que se está registrando se produce sobre todo dentro del grupo de personas no vacunadas o con una sola dosis y recuerda que en Menorca el porcentaje de población vacunada es todavía bajo. Por todo ello entiende que es «paradójico» que sea el Gobierno británico el que impone restricciones al regreso de las vacaciones de Menorca cuando «el riesgo es para nosotros cuando ellos vienen no cuando vuelven de vacaciones, es un poco extraño porque nosotros estamos mejor que ellos».

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Más sorpresa le genera la decisión del Gobierno de no exigir ni tan siquiera PCR negativa a los visitantes británicos. Recuerda que «hay que cumplir las normas que nos hemos autoimpuesto a nivel europeo y eso implica exigir controles sanitarios a la llegada de personas de fuera de la Unión Europea».

Torrent es especialmente «crítico con la imagen que se está dando y que la gente está interpretando de que esto ha terminado porque así aumentamos el riesgo de que no sea así: esto no ha acabado», enfatiza, advirtiendo de que «si empeora la situación y el turismo debe parar, entonces sí que la economía se resentirá». El único final pasa por el avance de la vacunación, que calcula que a final de verano «puede rondar el 80 por ciento entre la población adulta».