Empleadas en la fábrica Pons Quintana de Alaior. El sector del calzado trabaja ahora en las colecciones de primavera-verano de 2022 y acusa el retraso en sus pedidos de piel, elásticos, adornos y otros elementos para sus productos | Gemma Andreu

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Las empresas menorquinas no han parado su producción pero algunas sí se han visto obligadas a ralentizarla y todas están viviendo una situación sin precedentes: escasean las materias primas, hay grandes retrasos en los plazos de entrega por parte de sus proveedores y la escalada de precios parece imparable. Es una situación internacional que afecta a la práctica totalidad de los sectores consultados.

El comercio no recibe los pedidos programados a tiempo; los concesionarios de coches tienen menos modelos en sus exposiciones; los constructores cierran un presupuesto que en el momento de entregarlo al cliente queda obsoleto por el aumento de precio de los materiales; en las fábricas de calzado, inmersas en las colecciones de la primavera-verano 2022, faltan piel o complementos; y la náutica ya advirtió en julio de la ruptura de la cadena de suministros en la producción de los astilleros; los problemas logísticos son continuos.

Hay una gran inquietud    porque las previsiones que manejan los empresarios no son de que este problema de suministros e inflación se resuelva a corto plazo, sino más bien de que dure medio año más e incluso de que se prolongue hasta el segundo semestre del año que viene. Todo ello puede comprometer la ansiada recuperación económica.

El problema de la falta de suministros, que responde a múltiples factores, uno de ellos el parón de la pandemia seguido de la gran demanda china de materiales al salir de la crisis sanitaria, así como el tapón en la distribución desde países asiáticos y el aumento del precio del transporte, es generalizado, apuntan desde PIME-Menorca. «Se están padeciendo retrasos en el suministro de pieles, madera, semielaborados y de cualquier producto que venga de Asia», afirma la secretaria general de la patronal menorquina, María García. «Hay un gran retraso en los plazos y un encarecimiento de la materia prima en sí», explica, y esta circunstancia, junto al precio disparado de la energía eléctrica hace pensar que «este va a ser un invierno muy duro» para las pymes.

En el calzado, los precios de materiales como hebillas, pieles y elásticos han subido de un 10 a un 15 por ciento, afirma el presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado, Juan Carlos Fernández de Salort. El retraso en el suministro y la subida de precios «no ha llegado a parar la producción pero sí han bajado los ritmos de fabricación», afirma.

En los concesionarios de automóviles también hay más esperas. «Los plazos se alargan, depende del modelo, hay algunos que tardan hasta seis meses, y ya no tenemos en exposición los coches que solíamos tener», asegura Céline Gomila, presidenta de la Asociación de Concesionarios del Automóvil. Como reacción a este frenazo en el mercado del coche nuevo, afirma que se han encarecido los coches de segunda mano y el parque automovilístico sigue viejo en la Isla.

Otro sector afectado es el del transporte y distribución. En la firma Mascaró Morera de Alaior han sufrido retrasos en la entrega de camiones, por la falta de los microchips que se fabrican en Taiwan, y también de equipos de frío necesarios para que los camiones transporten productos perecederos. «Firmas el pedido de un camión y si antes tardaban cuatro meses ahora son ocho», explica Lluís Moll, socio de la empresa. Añade que el precio de traer un contenedor desde China a Europa ha pasado de 2.000 a 14.000 euros por el flete. Sobre la repercusión en sus tarifas Moll afirma que «no subimos precios, aguantamos, por ética».

No obstante, el presidente de la Federación Balear de Transportes, Ezequiel Horrach, afirma que los costes del aumento del gasóleo, la falta de camioneros y los problemas en la distribución se trasladarán a los precios de reparto a principios de 2022.

Sobre las causas de esta crisis internacional, que se originó con la paralización de la pandemia y luego, al reactivarse la economía, hay distintas opiniones.

La más compartida por los empresarios es que hay un movimiento especulador detrás y que    los contenedores se llenan al mejor postor, «algunos a casi a 20.000 euros y lo desvían».

«Creo que la pandemia ha llevado a la concentración del control de las materias primas en pocas manos», afirma Fernández de Salort. Llorenç Carreras, de Maderesa, cree que «con la pandemia se detuvo la fabricación y se vaciaron los stocks, el resurgir económico ha generado que fondos de inversión y mercados de futuro acaparen materia prima y el efecto inflacionista es brutal». También la secretaria general de PIME, María García, expresa su opinión de que creo que «es especulación, los contenedores van al mejor postor».