Para unos hay más turismo del que Menorca puede soportar y sensación de masificación; para otros la situación no pasa del lleno normal de agosto, momento al que pertenece la fotografía de la playa de Cala Galdana. | Josep Bagur Gomila

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Nadie cuestiona la promoción turística, es necesaria, pero los matices entre los partidos abren una auténtica brecha. En Mallorca, donde el efecto de la masificación también es acusado, Més apuesta directamente por suprimirla. En Menorca, su partido homónimo no es tan contundente pero el mensaje es parecido.

«La mejor promoción es que el turista se vaya satisfecho y ello implica destinar más recursos a la preservación del territorio y a los valores de la reserva de biosfera, esas son las campañas que Menorca necesita», resume Josep Juaneda, para quien la inversión ha de realizarse en la Isla, que es el producto que se ofrece al visitante. El turista que viene aquí es el que «huye de la masificación», añade el conseller de Més per Menorca.

Unidas Podemos está en contra de la promoción que incrementa «el colapso de julio y agosto, eso no tiene sentido», declara Cristina Gómez. No apoya tampoco la promoción con fondos de la ecotasa, «que ha de servir para lo contrario, para amortiguar la huella turística», dice. Matiza, no obstante, que no todo es responsabilidad de la promoción turística de la Isla, «pero algo tiene que ver, Menorca sobrepasa siete veces su capacidad de carga, según un estudio del Obsam. Promoción sí, pero no así», concluye.

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Comarketing

Susana Mora, presidenta, responsable del área y miembro del grupo socialista, el mayor del tripartito de gobierno en el Consell, asegura que no puede cuestionarse la promoción, que tiene, dice, un objetivo tan claro como «la desestacionalización de la temporada». Y para ello una de las acciones más importantes y mejor financiada es el comarketing para disponer de vuelos fuera de temporada. La presidenta cree que empezamos recoger los frutos de la redistribución de la riqueza que genera el turismo, «tenemos el éxito de lo que hemos sembrado y la conyuntura de la guerra de Ucrania nos favorece, pero es coyuntural, no se va a mantener siempre», señala. Ello no le quita el deseo de «abordar valientemente temas como los límites, saber dónde estamos y adónde vamos. Entiendo las distintas sensibilidades a la hora de hablar de ello», asume.

Un problema de gestión

Salomé Cabrera, diputada autonómica del PP y diez años atrás consellera de turismo, defiende abiertamente la promoción, «es necesaria pero ha de ser también inteligente, dirigirla a los mercados que acepten mejor los criterios de sostenibilidad y de reserva de la biosfera que caracteriza nuestro producto», reflexiona. Descarta la sensación de masificación, que en su opinión es otra cosa, «lo que ocurre aquí ahora es producto de las circunstancias de la postpandemia», explica. «La promoción no es para incrementar el volumen turístico sino para seleccionar, para hacer una apuesta por la calidad. Lo que está ocurriendo es un problema de gestión, esa es la segunda parte, no se hace bien», añade.

Eugenio Ayuso, conseller de Ciudadanos, defiende que la promoción se haga desde Menorca y a través de un órgano participado por la iniciativa privada. «Menorca se está vendiendo sola por el efecto pandemia, ayudó a dar a conocer Menorca, que era la isla balear más desconocida», apunta. Entiende que la promoción es necesaria, sobre todo para alargar la temporada y captar nuevos mercados emisores.

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