Menos fincas y menos vacas. En quince años, el número de ganaderías ha pasado de 179 a las 114 de 2021, y el de vacas, de 11.300 a 6.400 | Josep Bagur Gomila

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Es l’amo de Son Bou Vell desde hace 31 años y desde el 2006 forma parte de la directiva de la Asociación Frisona Balear (AFB). Ahora, después de los últimos cuatro años como vicepresidente, Jaume Moll Florit (Ciutadella, 1960) accede a la presidencia de la entidad, dispuesto a luchar por un sector que pasa por enormes dificultades. Una tarea que encara con aires de continuidad, siguiendo la labor de la anterior directiva.

¿Qué retos se plantea la AFB?

—El reto es simplemente, que la asociación siga viva, para tirar adelante con este camino que llevamos, e intentar arreglar los problemas que tenemos.

¿Cuáles son esas dificultades?

—El primero es el Régimen Especial Balear. Por ahora solo tenemos titulares de prensa y fotos, pero no sabemos si nos tocará algo, ni como se repartirá, ni si pensarán en nosotros. Es nuestra máxima preocupación.

¿Cómo es la situación en el campo?

—Es una situación límite. Los costes de producción se han disparado de tal manera, que son brutales, el petróleo, la luz, abonos. Hay cosas que se han duplicado, y otras que valen tres veces más. Los guanos han pasado de 0,30 a 1,10 euros, la luz se ha duplicado, y un viaje de petróleo que antes costaba 600 o 700 euros, ahora sale por 1.500    o 1.600, y los piensos igual, han pasado de    0,30 o 0,35 a 0,50 o 0,56 euros.

¿Y el precio del producto?

—El precio de la leche sí que podemos decir que ha subido. En este caso, en Menorca la industria ha hecho un esfuerzo importante y lo ha ido subiendo. Pero por mucho que suba, siempre tenemos el diferencial de la insularidad; en la Península el litro de petróleo vale 30 céntimos menos que aquí, para el pienso no pagan fletes, y si queremos exportar un kilo de queso también tenemos que pagar. Todos estos sobrecostes, si no se compensan con un régimen especial, no sobreviviremos. Lo hablamos desde hace veinte años y parecía que esta legislatura había sintonía, pero solo es eso. Hay muchas reuniones y no nos movemos del mismo sitio. No se ha avanzado en cuanto al régimen especial.

Cada año siguen cerrando fincas y hay menos vacas.

—Sí. La última memoria de Frisona Balear muestra que los últimos quince años hay un 50 por ciento menos de cabezas de ganado. En 2005 había 11.358 vacas reproductoras en Menorca, y en 2021 quedaban 6.466, y en Balears se ha pasado de 16.061 a 7.945. Y seguro que la memoria de este 2022 será peor, porque se han cerrado cinco o seis fincas. Aún así, todos los que estamos en Frisona mantenemos nuestra pasión y tenemos mucho empuje y ganas de seguir. Es lo que mantiene estas 8.000 vacas.

Su pasión lo mantiene vivo.

—Si nos dejáramos llegar por lo que se dice cada día, no quedaría ninguna vaca. Pero el trabajo en el campo es muy vocacional, siempre confiamos que, mañana, la situación podrá mejorar y, con los parches que nos han ido dando, hemos ido avanzando. Ahora, lo que asusta es la campaña electoral, con todo de promesas vacías. La presidenta Armengol promete financiar el 80 por ciento del transporte en Balears, pero al final de todo, seguro que no quedará nada. Parece que será una cosa, pero no sabemos si se aplicará a la agricultura.

¿Peligra la ganadería en la Isla?

—Si no se pone solución en los próximos meses, es evidente, será insostenible para el propietario y para el payés. Los propietarios tienen inversiones importantes que hacer, pero necesitan que sean viables. Lo único que hacemos con todo esto es que todas las fincas acaben en manos de inversores de fuera. Es lo más preocupante.

¿Y sobre el número de fincas ganaderas?

—Cada año vamos restando. La gente va aguantando con cada cosa que anuncian, e incluso se endeudan pensando que saldrá adelante. Pero basta ver el ritmo en que llevan vacas al matadero en la Península, y el de aquí, que estando peor aguantamos más, por esta pasión y la gente joven que quiere seguir.

¿Ayudan apuestas como la de Coinga, de dejar de envasar leche UHT para destinarla toda a la producción de queso y al embotellado de leche fresca?

—Esto será positivo. De hecho, desde que han cerrado la planta de envasado ya nos han subido 5 céntimos el litro de leche. Con la leche líquida yo creo que, incluso, llegaban a perder, porque el mercado está como está. Si puede transformar la leche en otros productos, es lo que da márgenes y le permite subir el precio de la leche.

¿Temen que el sector lechero pueda desaparecer en la Isla?

—Espero que no. A pesar de que estoy en una edad avanzada, con la jubilación a dos telediarios, siempre he sido positivo y pienso que se hará la luz en esta oscuridad en la que estamos sumidos. De lo contrario, no habría asumido la presidencia de Frisona Balear, y aún hay trabajo por hacer. Y pienso que las OPA (Organizaciones Profesionales Agrarias) ya tendrían que haber salido al paso de la información del REBque se ha anunciado, para exigir saber en qué quedará todo el reparto. Porque es un momento crucial, con las elecciones a la vista en mayo, y debemos aprovechar para saber cómo acabará, antes que unos se vayan, o sigan, porque el color político, a nosotros, nos importa poco.

¿Qué valoración hacen del Govern actual? Se ha aprobado el plan Provilac, se ha insistido con la ley que impide vender por debajo de coste de producción, se ha fijado un mínimo de producto local en la hostelería...

—Estas acciones son buenas, si se aplican, si no, no sirven de nada. Si haces una ley para no vender por debajo de precio de coste, pero nadie lo aplica, no sirve de nada y es solo una foto más. Esa ley era de 2013 y ahora se ha mejorado, pero si queda en un cajón... Estos últimos años no hemos avanzado, porque el precio lo siguen fijando desde arriba, y luego van bajando. Venden la leche al precio que les parece, luego van a la industria que se queda su margen para sobrevivir, y lo que queda es para el payés. Y debería ser al revés, partiendo del precio que se pagara al ganadero.

¿En esa dirección irá el trabajo desde Frisona Balear estos próximos años?

—En Frisona estamos para ayudar a la pagesia ganadera de Balears, y por nosotros no se perderá, haremos lo necesario, y más. Solo pedimos que las OPA, que tienen nuestro apoyo y que son las que realmente negocian con el Govern, que realmente luchen por nosotros, porque ahora todo son promesas y ahora es el momento de decidir hacia dónde vamos, si abandonamos o seguimos. Y si queremos seguir, debemos luchar, los ganaderos, las OPA y todos.