Imagen de archivo de Cala Mitjana, la playa que mayor saturación padece en temporada alta y que no da síntomas de mejora

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El año pasado la Isla pulverizó todos los récords tanto en movimiento de pasajeros como en gasto turístico. Pero estos incrementos en el número de personas que pusieron los pies en Menorca no se han trasladado en una mayor saturación de las playas. El informe de uso público en las playas de la Reserva de Biosfera (que desde 2001 elabora la Agencia Menorca Reserva de Biosfera y el Obsam) refleja una disminución del número máximo de usuarios diarios, con una caída del 11 por ciento con respecto a las cifras registradas en 2021. Pese a que no existe una explicación concluyente, la llegada de turistas que buscan experiencias más allá del sol y playa podría ser la respuesta.   

El informe, que analiza 54 playas durante los tres meses principales de la estación estival, desvela que estos arenales podrían llegar a soportar 38.627 usuarios por día y los valores obtenidos el año pasado alcanzaron las 28.365 personas, esto significa que los bañistas ocuparon el 73 por ciento de la capacidad de carga máxima de estos arenales. El problema radica, no obstante, en su distribución desigual, ocasionando que las playas más buscadas sigan superando con creces su capacidad máxima, incluso multiplicando por tres el límite recomendado.   

En concreto, los arenales de tipo B, es decir, aquellos situados en zonas protegidas pero con buena accesibilidad y con unos mínimos servicios (como Macarella, Macarelleta o Cala Mitjana) se encuentran en su conjunto al 93 por ciento de su capacidad máxima, generando la situación más problemática en cuanto a presión humana. Es más, arenales como Cala Mitjana o Pregonda rompieron con la tendencia descendente detectada con respecto al último año e incrementaron el número de usuarios.   

La Agencia Menorca Reserva de Biosfera considera que los dos últimos ejercicios fueron «anómalos» a causa del impacto de la pandemia. En 2020 se desplomaron todos los indicadores, mientras que en 2021 ocurrió el efecto contrario con un incremento desmesurado de los valores. En ese ejercicio, el número de usuarios contabilizados en un día en las 54 playas analizadas rozó las 32.000 personas. Es por ello que el organismo considera esencial analizar las cifras en base a una secuencia histórica, lo que lleva a confirmar que pese a la menor presión humana sobre las playas de un año a otro, la tendencia es ascendente en los últimos 20 ejercicios. Si tomamos como referencia 2019, último año antes de la pandemia, se confirma el incremento de bañistas al que hace referencia el Consell.

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Con respecto a la capacidad de carga, es decir, el número máximo de usuarios que puede soportar el espacio, hay que indicar que 21 de los 54 arenales analizados están por encima de sus límites. Un caso concreto es Cala Mitjana, el arenal más sobresaturado que existe en Menorca.

El porcentaje de playas que superan su capacidad de carga fue en 2022 del 39 por ciento, mientras que en 2001 se situaba en solo el 19 por ciento.     

Desplome en playas de tipo C

La Agencia Menorca Reserva de Biosfera ha observado un hecho que tacha de sorprendente y que puede ser trascendental de cara a los próximos años. Y es que tanto el número máximo de usuarios como la capacidad de carga de las playas y la cantidad de playas sobresaturadas de tipo C, es decir, zonas protegidas con acceso solo a pie, se han desplomado respecto a ejercicios anteriores obteniendo incluso valores inferiores a 2020, año de gran influencia de la covid-19. La hipótesis que baraja la Agencia y sobre la que se trabaja es la accesibilidad a estas playas que precisa un desplazamiento a pie de unos kilómetros. El incremento de temperatura producido este año puede haber enfriado las expectativas de algunas personas de acceder a estas playas y, por tanto, haber optado por playas de mejor acceso y menos esfuerzo. Si esta es la explicación real y la temperatura sigue aumentando, es previsible que el uso público de estas playas siga bajando.

Este informe permite disponer de series sobre la presión humana en los arenales. De ahí que desde la Agencia crean fundamental plantear medidas de gestión eficaces que eviten que las playas superen la capacidad de carga que tienen.  «Las soluciones nunca son fáciles aunque los datos muestran una realidad que hay que modificar para conservar las playas de la Isla», concluye el informe.     

Las claves
  1. Cala Mitjana es el arenal que mayor saturación padece: recibe hasta mil usuarios al día cuando su límite está en 215

    Cala Mitjana es la playa más sobresaturada de las 54 analizadas. Si observamos la capacidad de carga, es decir, el número máximo de usuarios que un determinado espacio puede soportar, observaremos que la presión sobre este arenal sigue aumentando. Esta capacidad de carga se calcula considerando que la superficie de arena óptima por personas en las playas vírgenes (tipo B y C) es de 10 metros cuadrados por usuario. Cuando este valor es superior al 100 por cien, significa que hay un exceso de bañistas. Cala Mitjana se halla en el 476 por ciento. En general, la capacidad de carga media soportada este 2022 fue del 111 por ciento, trece puntos menos que en 2021 y nueve más que en 2019.

  2. De las 54 playas analizadas, hay 21 que padecen una sobresaturación

    Un total 21 playas de las 54 que se analizan en este informe están sobresaturadas porque su capacidad de carga supera su límite. Y otras dos están al límite. A Cala Mitjana (476 por ciento), le siguen Macarelleta (430 por ciento), Binidalí (con un 340 por ciento), Biniparratx (281 por ciento), Cala en Turqueta (250 por ciento) y Es Talaier (210 por ciento). Al otro lado de la balanza encontramos Sa Torreta, cuya capacidad de carga se encuentra en un 2 por ciento, y Cala Mica, en un 7,3.

  3. Los arenales alcanzan máximos históricos en la primera quincena de julio y la segunda de septiembre

    Aunque agosto sigue siendo el mes con mayor número de usuarios, los datos recogidos muestran un incremento durante el mes de julio y septiembre, confirmando el alargamiento de la temporada. Es más, el informe apunta que en 2022 se alcanzaron máximos históricos la primera quincena de julio y la segunda de septiembre. Hay que recordar que entre los meses de abril, mayo y octubre, la Isla logró atraer 105.000 pasajeros más que antes de la covid. Son los meses flojos de la temporada, pero que en 2022 sacaron músculo y permitieron que la campaña turística se saldara con un avance sin precedentes en la desestacionalización, sin que ello repercutiese en una menor presión sobre el verano.