L’Atalante’ y el ‘Tethys2’, ambos de bandera francesa, atracaron el jueves por la tarde en el muelle comercial de Maó | José Barber

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El turismo náutico apunta a una temporada de plena ocupación como el resto de segmentos turísticos. «Si tuviera otro pantalán como este lo llenaba también», señala una concesionaria de Fornells respecto a las previsiones para la temporada que llega.

Todos los consultados apuntan a repetir las cifras del año pasado y las del anterior, 2021, todavía en contexto de pandemia y que concentró las vacaciones entre mediados de junio y septiembre. Ese es precisamente el periodo náutico, fuera del mismo es una actividad con poca proyección a causa del riesgo de inestabilidad meteorológica. «Es difícil crecer en el calendario, la desestacionalización topa con esos riesgos», señala un experto empresario náutico.

Las reservas llenan ya julio y agosto, en puertos como el de Ciutadella, «desde Sant Joan en adelante está todo ocupado hasta mediados de septiembre», relata Maties Campins. Hay navegantes en mayo en barcos de alquiler sobre todo, «tenemos los amarres al 90 por ciento en esas fechas, pero depende mucho del tiempo», agrega. La oferta no es mucha, son 55 anillas entre la pasarela y Cala en Busquets para embarcaciones en tránsito y siempre dejan alguna libre para situaciones de apuro en caso de mal tiempo.   

Regatas

La oferta del Club Marítimo de Mahón en su recuperada línea de amarres frente a la sede social es todavía más reducida. El 85 por ciento de los 165 amarres de que dispone la concesión son utilizados como base, por lo que solo hay un 15 por ciento para alquiler a barcos en tránsito con esloras inferiores a 15 metros. Tiene otra limitación importante referida a las regatas, la Menorca-Sant Joan en junio, la superseries TP52 la primera semana de julio y la Copa del Rey de barcos de época a finales de agosto, que requieren servicio de amarre.

El margen de negocio se prevé, por tanto, escaso en alquiler de anillas, aunque sí mejora el de la gasolinera, un buen termómetro para calibrar el aumento de la demanda de los barcos que entran en el puerto de Maó, «los dos últimos años han mejorado los ingresos», reconoce Nacho Marra, gerente del club.

Marina Menorca, por su parte, gestor de la Colàrsega y la ribera norte, es el único que apunta a una reducción en las reservas, si bien es a partir de Semana Santa cuando más se mueve el mercado.

En Fornells, la concesionaria de un pantalán señala el lleno de reservas para el verano, la demanda para barcos de hasta 12 metros sigue creciendo. Hay tres pantalanes temporales con 140 puntos de amarre que, en su mayor parte, dan servicio a navegantes de Ciutadella, Alaior y Es Mercadal.

En Port d’Addaia se repite la situación, de 154 amarres solo quedan 26 para alquiler ante una demanda igual a la de años anteriores. Y en Cala en Bosc, de los 276, el concesionario solo puede gestionar el 25 por ciento para contratar a barcos en tránsito. El resto pertenece por contrato de concesión a particulares por un periodo que finaliza en 2024.

Las claves
  1. Sa Colàrsega se halla en proceso de concesión

    Como ocurrió el año pasado, la temporada veraniega llega con concursos abiertos y pendiente de resolución para la concesión de amarres en el puerto de Maó. En esa situación se halla el de la Colársega, que gestiona Marina Menorca y que tiene capacidad para 200 amarres. 

  2. Los amarres de base limitan gran parte de la oferta

    Si la oferta de anillas ya resulta escasa, los gestores coinciden en el escaso porcentaje libre para alquilar a las embarcaciones en tránsito por cuanto la mayoría son amarres de base. En el caso de la recuperada concesión del Club Marítimo de Mahón estos suponen el 85 por ciento.

  3. Meteorología, un factor decisivo de la limitación

    Hay razones políticas que han impedido aumentar el mercado de la actividad náutica, pero son las meteorológicas las que impiden prolongar la temporada. Fuera de los tres meses de verano son pocos los que se aventuran a programar unas vacaciones náuticas.