Amarech en el centro de la imagen, con sus padres José Luis y Natividad.

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Primero lo intentó como madre soltera y, después, estando casada. Al final, Natividad López logró completar el proceso de adopción y brindar una familia a una pequeña en situación de adoptabilidad de Etiopía. Su hija se llama Amarech y ya es mayor de edad. «Siempre hablo de la adopción desde el amor, desde la oportunidad de querer y que te quieran», explica.

Al principio, cuenta Natividad, el proceso fue muy complicado y duro de llevar. Preparar la documentación, estar pendiente de renovarla para que no caducara, hacer cursos de formación, tener entrevistas de evaluación y, por fin, obtener el certificado de idoneidad que emite el Consell insular. Un proceso arduo que termina «con el momento más feliz, cuando te llaman y te dicen que tienes un menor asignado».

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Tuvieron que ahorrar mucho para poder pagar el viaje y la estancia de más de 20 días en las afueras de Adís Abeba, la capital de Etiopía donde estaba la menor, de entre tres y cuatro años. «El encuentro con mis padres adoptivos fue muy bonito», explica Amarech. «Desde el principio tratamos la adopción con naturalidad, es algo normal, es otra forma de ser padres», afirma Natividad.

«A Amarech le hemos dado una vida con más posibilidades y ella a nosotros nos ha dado una vida más feliz», admite.