Gerard Villalonga saludando a los fieles tras su ordenación. | Gemma Andreu

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Gerard Villalonga Hellín ha empezado a escribir una nueva página en la historia de la Diócesis de Menorca al ser ordenado este sábado obispo y tomar posesión de la sede episcopal de Severo en Ciutadella.

El presbítero nacido en Maó en abril de 1958, administrador diocesano desde marzo de 2022, cuando el anterior obispo, Francesc Conesa, tomó posesión de la Diócesis de Solsona, es el segundo sacerdote nacido en la Isla que ha sido nombrado obispo de Menorca. Sólo existía el precedente de Antonio Vila Camps, que fue designado prelado tras la restauración, en 1795, de la Diócesis menorquina. Pero ejerció durante una breve etapa, desde septiembre a 1798 a 1802.

La ordenación episcopal del obispo Gerard se desarrolla en una jornada de fiesta de la Iglesia de Menorca. En la Catedral se han congregado más de 700 personas, en un ambiente de gran expectación y solemnidad, marcada por la liturgia de las grandes celebraciones.

Fotos: Gemma Andreu

En su primera alocución como nuevo titular de la sede de Severo, Gerard Villalonga ha transmitido un mensaje de gratitud a todos los que le han acompañan en su consagración episcopal, de esperanza en el futuro de la Diócesis de Menorca, y ha afirmado que «no pimos aplicar criterios humanos para explicar las cosas divinas, pero una vez reveladas, aparecen con toda nitidez ante nuestra inteligencia».

«Hoy ha sido un día grande, una magnífica catequesis sobre la Iglesia. A veces es más fácil marcar los límites negativos para alcanzar mayor comprensión: la Iglesia no es una federación de Diócesis de un estado descentralizado, ni las diócesis son provincias de un estado unificado; no se rige por el principio de mayorías como nuestros parlamentos», ha proclamado el nuevo obispo de Menorca.

Juramento de fidelidad

El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza; los cardenales Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, y Antonio Cañizares, emérito de Valencia; veinte obispos y sesenta sacerdotes participan en los actos. Han empezado a las 10 de la mañana, en el palacio episcopal, con el juramento de fidelidad que ha prestado ante el Colegio de Consultores y el nuncio Auza el nuevo pastor de la Diócesis menorquina, cuyo nombramiento hizo público la Santa Sede el 14 de febrero.

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La ordenación ha sido presidida, como celebrante principal, por el nuncio, que visitó Menorca en mayo de 2021, invitado por el anterior obispo, Francesc Conesa, que hoy está al frente de la Diócesis de Lleida.

Gerard Villalonga ha entrado en la Catedral acompañado por el nuncio apostólico; el arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, metropolitano de la Diócesis menorquina, que pertenece a la Provincia Eclesiástica Levantina; y el obispo Conesa. En la puerta principal del primer templo de la Diócesis ha sido presentado al cabildo catedralicio y al Colegio de Consultores, momento en que el canónigo Bosco Faner –que será nombrado nuevo vicario general-- ha ofrecido a Villalonga la reliquia de la Vera Cruz para besarla.

Una Diócesis que es como una familia

En la homilía, el nuncio apostólico que «Mons. Gerardo conoce perfectamente esta Diócesis», que ha definido como «una Diócesis insular y pequeña, como una familia. En ella has nacido, en la ciudad de Mahón. Miembro de este presbiterio, has sido vicario general y dos veces administrador diocesano, hasta este instante».

Ha destacado Bernardito Auza que «esta sede tiene una historia hermosa, porque fue evangelizada en los primeros tiempos del cristianismo».

Imposición de manos y letras apostólicas

Los actos con mayor significado y contenido han consistido en la fórmula consagratoria mediante la imposición de manos de todos los obispos concelebrantes, en lo que constituye la transmisión del poder sacramental. Y las letras apostólicas, con la lectura de la bula pontificia del nombramiento de Gerard Villalonga como obispo de Menorca, a cargo de Francesc Triay, rector de la parroquia de Sant Cristòfol de Es Migjorn Gran y notario de la Curia Diocesana.

Asisten cuarenta autoridades civiles y militares, encabezadas por la presidenta del Consell, Susana Mora, y los ocho alcaldes de la Isla; así como el comandante general de Balears, general Fernando L. Gracia.