Interior de una vivienda destinada al mercado del alquiler. | Gemma Andreu

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El relevo generacional que se ha producido en la propiedad de las casas de alquiler también ha incidido en la relación de precios, según constata Pau Tutzó, de la inmobiliaria mahonesa del mismo nombre. «Antes eran propietarios de cierta edad y unas condiciones de renta más asequibles para el inquilino. Los herederos tienen otro perfil más adaptado al mundo de hoy y buscan más rentabilidad», dice como una de las explicaciones de un mercado que considera cda vez más convulso.

Había también más sentido social, algunos se conformaban con poco beneficio a cambio de no tener gastos e incluso los inquilinos tenían más movilidad en busca de casas con mejores condiciones. «Hace unos años había pisos por 450 euros al mes, hoy no bajan de 750», añade. La oferta es escasa y no se publican los pisos en cartera, «tiro de la lista de clientes que tengo en espera», señala Tutzó.

Las redes sociales y portales especializados de internet se han convertido también en importantes medios para el alquiler. Cree que la nueva ley de vivienda tampoco ayuda a la hora de sacar más viviendas al mercado, «imponer el coste de la comisión al propietario resta incentivos, lo justo sería repartirla al 50 por ciento», opina.

Maneja una cartera discreta de una treintena de pisos que se mueve muy poco, los inquilinos se agarran a lo que tienen. La subida del interés que se aplica a los préstamos hipotecarios es otro escollo para dar el paso de cambiar el alquiler por la compraventa de una vivienda en propiedad.

Vivienda turística

Todos los agentes consultados coinciden al desmentir relación entre la oferta turística y la residencial. Consideran que el aumento de la primera no ha significado una reducción de la segunda, «son mercados distintos», afirma José Pons. «No se pueden alquilar turísticamente pisos en la ciudad», agrega Pau Tutzó. Nadie entra a valorar, sin embargo, la actividad que puedan realizar directamente los particulares.

Aseguran que el mercado del alquiler requiere unas condiciones concretas y ninguno conoce casos de viviendas que se hayan desviado de un uso a otro. La relación real que tienen con la actividad turística es la tradicional demanda de turoperadores y empleados de este sector de pisos para la temporada.

Algunos de ellos tienen compromiso de mantener algunos pisos para estos usos cada verano.