Los Jocs des Pla es uno de los momentos más delicados de las fiestas de Sant Joan.

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La población civil alza la voz y pide al Ayuntamiento de Ciutadella que tome más medidas para regular la creciente afluencia que generan las fiestas. Una petición que este año suma dos voces a la ya conocida de los Voluntaris de Sant Joan.

Hasta tres entidades se movilizan ante el «caos» que augura la presidenta de Salvem Sant Joan, Andrea Mir. «Serán unas fiestas más masivas que nunca y el dispositivo policial, por mucho que se haya reforzado, nos parece poco. La Policía nos dice que es comparable al de Fin de Año en la Puerta del Sol de Madrid, pero aquí está todo más repartido y las urbanizaciones quedan desatendidas».

Salvem Sant Joan nació en 2021 al constatar como, aun sin fiestas por la Covid, miles de jóvenes llegaban a Ciutadella para festejar el fin de curso y el inicio del verano. Así que, tras la experiencia del año pasado, pide a los visitantes «que se controlen y no falten al respeto, ni a la población ni a las tradiciones. Estamos en contra del salvajismo y el botellón, no del turismo controlado».

«Las fiestas están prostituidas», lamenta Andrea Mir. Por eso, llama a los ciutadellencs a «asociarse, para poder exigir aún con mayor fuerza» a la Administración. Y extiende su llamamiento «a las gentes del campo, caixers y cavallers, que también deberían dar un paso al frente».

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A modo de solución, propone «limitar la entrada a la fiesta, quizás mediante pulseras. Tenemos una capacidad limitada y, por seguridad, no podemos sobrepasarla», defiende.

Para los Voluntaris, en cambio, cabe ofrecer «espacios y atractivos suficientes fuera de los escenarios de la fiesta» a quienes «solo utilizan Sant Joan como excusa». De hecho, desde hace años proponen sin éxito al Ayuntamiento que monte un concierto alternativo la tarde del 23 de junio para evitar el tapón de gente que se origina a la vuelta de los caballos de Sant Joan de Missa y que masifica en exceso las Corregudes a Sa Plaça en Ses Voltes.

La masificación «sigue siendo la principal amenaza. No la podemos evitar, pero sí controlar», asegura Manuel Ojea. El presidente de los Voluntaris aplaude, en este sentido, los aforos máximos establecidos en el Primer Toc, el Caragol des Born y los Jocs des Pla. «Es cierto que la fiesta pierde espontaneidad, pero gana en seguridad y preserva la tradición. Son un mal menor necesario».

Pero esta medida «no basta», e invita al Ayuntamiento a mejorar la información, «en colaboración con las empresas de transporte aéreo y marítimo. No podemos, ni queremos, vetar la entrada de nadie, pero sí exigirle que respete nuestra manera de vivir las fiestas. Debemos procurar que quienes vengan sepan qué celebramos y por qué».

Para ello, Ojea pide también una mayor implicación a los ciudadanos. «Apenas somos 40 voluntarios para abrir pasillo en los Jocs des Pla y, por seguridad, deberíamos llegar a 100». La entidad ha impulsado una campaña de captación que ya ha logrado atraer «a siete u ocho jóvenes», un dato «esperanzador» pero aún insuficiente, pues el Consistorio debe suplir los efectivos restantes con la contratación de vigilantes.