Atraque simultáneo de dos cruceros turísticos en el puerto Maó, a mediados del pasado mes de mayo. | José Barber

TW
23

Los menorquines son los ciudadanos de Balears que peor perciben los cruceros y en cambio son los menos reacios al alquiler turístico, según una encuesta realizada por el gabinete Gadeso sobre el turismo.

El 29 por ciento de los menorquines cree que los cruceros son perjudiciales por el impacto que estos generan, un porcentaje que en el caso de Eivissa se reduce al 26 por ciento y en Mallorca baja al 17 por ciento. En el otro lado de la balanza, solo el 20 por ciento de los ciudadanos de Menorca opina que se trata de un buen producto, ya que considera que la alta capacidad adquisitiva de este tipo de turistas puede beneficiar el sector comercial isleño. En Balears, el porcentaje que ve con buenos ojos a este sector sube al 25 por ciento. Pese a estos dos puntos de vista, la mayoría de los menorquines, hasta el 51 por ciento, apuesta por regular este sector y limitar el número de cruceros.

En cuanto al alquiler turístico, Menorca es la isla menos desfavorable a este sector. El 27 por ciento cree que se trata de una demanda real, por el 17 por ciento de Mallorca, el 14 de Eivissa y solo el 11 por ciento de Formentera. Para otro 27 por ciento de menorquines cree que se trata de una actividad que «genera controversia», por el 29 por ciento de la media balear. Pese a ser la isla menos desfavorable al alquiler turístico, la respuesta mayoritaria valora de forma negativa esta actividad, ya que el 46 por ciento de los encuestados opina que encarece el precio de los alquileres para los residentes. No obstante, no se trata de un porcentaje tan elevado como el que se aprecia en las otras islas, que oscila entre el 54 y el 58 por ciento.

Puntos fuertes y débiles del turismo

La encuesta de Gadeso también pregunta a los entrevistados qué fortalezas y qué debilidades perciben en la actividad turística. El 58 por ciento considera que el turismo es la base de nuestro bienestar, el 44 por ciento que genera empleo, aunque sea temporal, y el 28 por ciento que hay permitido otros modos de vida. En los tres casos se trata de los porcentajes más bajos de Balears.

En cuanto a las debilidades, destacan la excesiva ocupación del territorio y de las infraestructuras (86 %); la excesiva estacionalidad (88 %); la dependencia del actual modelo turístico (76 %); y los trabajos de baja calidad (70 por ciento).