Héctor Pons Riudavets posa sentado en su despacho del Ayuntamiento de Maó. | Gemma Andreu

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Héctor Pons Riudavets (Maó, 1990), el alcalde más joven de Menorca, resiste ya como el único primer edil socialista en la Isla. Es el superviviente de la gran debacle progresista del 28-M, que ha despojado al PSOE de cinco de las seis mayorías de gobierno municipal de las que participaba.

Lejos de retroceder ante la avalancha popular, el joven político ha obtenido 686 votos y un concejal más que hace cuatro años y, por primera vez desde 2007, ha ganado al PP en las urnas. No obstante, el desacuerdo en la negociación con Ara Maó le obliga a empezar el mandato en minoría.

—Es una situación indeseada. El PSOE prefería gobernar con Ara Maó y no descartamos que se puedan alcanzar acuerdos de gobernabilidad a lo largo del mandato. Nuestra prioridad sigue siendo la estabilidad de un gobierno progresista.

¿Qué ha impedido el acuerdo? ¿Cree que Ara Maó ha exigido más de lo que le correspondía?

—El resultado de las elecciones transmite un mensaje de continuidad a favor del PSOE, que gana un concejal, en detrimento de Ara Maó, hasta el punto que los doblamos (8 a 4) en representación. Pese a ello, lo lógico era que Ara Maó continuara gestionando las mismas áreas. Incluso les brindamos hacerse cargo de alguna más, como Promoción Económica. Pero no han aceptado. Es lícito, pero me sabe mal, porque la gente nos pedía que gobernáramos juntos y sin exigencias.

¿Y las ha habido? ¿La que reclamaba Ara Maó para asumir Urbanismo y Obras Públicas?

—Sí. Y eso que desde el PSOE hemos gestionado bien esta área en los ocho últimos años. Entiendo y respeto sus argumentos, pero creo que hay otras áreas importantes, como Educación, Agua, Medio Ambiente o Cultura, que encajaban muy bien con sus perfiles. Me habría gustado que Ara Maó las hubiera seguido gestionando, porque creo que hicimos un muy buen trabajo.

Vamos, que no le cierran la puerta al acuerdo.

—La puerta no está cerrada, no. La asamblea del PSOE se manifestó la semana pasada a favor de seguir trabajando en pos del acuerdo.

En cualquier caso, el Ayuntamiento de Maó es el único ya que no está participado por las nuevas mayorías que en la Isla abandera el PP. ¿Cómo se ve en esta situación?

—Decidido a demostrar que hay otra manera de gobernar y de garantizársela a los mahoneses, que han apostado de forma muy clara por una mayoría progresista. El Ayuntamiento de Maó está llamado a jugar un papel relevante en este mandato. En los municipios, los vecinos conocen al alcalde y a los concejales y es más fácil separar el resultado de una tendencia de voto a nivel nacional. Estos cuatro años hemos trabajado bien, hemos tomado decisiones complicadas y valientes y se nos ha valorado.

¿Cree que ha influido el desacuerdo entre las formaciones de izquierda, que ha frustrado las mayorías con alcalde socialista en Ciutadella y Es Mercadal? Usted llegó a decir que sospechaba de una estrategia para que el PSOE no comandase los bloques de gobierno progresistas.

—No sé si ha existido una estrategia conjunta, pero sí es cierto que, en reiteradas ocasiones, desde Ara Maó se nos había transmitido en campaña que sopesaban no pactar con nosotros tras las elecciones. Pero lo intentaremos. Mantengo una buena relación personal con ellos y debe primar el interés general de Maó ante todo. Y más en el contexto actual.

¿Se puede gobernar igual con solo 8 concejales que repartiendo la gestión entre 12?

—Se puede, pero mi intención es gobernar de otra forma, trabajando juntos con la oposición. En este sentido, propondré crear tres o cuatro grupos de trabajo en temas de competencia del pleno que son importantes para Maó. Es esencial que el ayuntamiento decida y se haga oír.

¿Lo dice por el temor a depender de la financiación de otras administraciones, como el Consell y el Govern, que ahora estarán en manos de coaliciones del PP con Vox? ¿Y por proyectos como el del Conservatorio en la Sala Augusta sobre los que no existía acuerdo con la oposición?

—La corporación debería ir a una, aunque haya cuestiones que no sean competencia del pleno. Así que espero que el PP no haga chantaje al pleno con el Conservatorio y se construya, como estaba previsto, en Maó. Me parece un error que el Govern se plantee llevárselo a otro municipio. Es algo que el PSOE no ha hecho en estos últimos ocho años con los municipios del PP y espero que se actúe igual.

¿Pero teme que sea así?

—No quiero adelantarme y prefiero esperar a ver cómo funcionan las cosas. Espero que impere la lealtad institucional y podamos trabajar de la mano. Es evidente que su ideología es muy diferente y a nosotros nos toca defender los derechos de la gente y el modelo de los gobiernos progresistas.

El PP de Maó se le ha ofrecido otra vez a colaborar. ¿Por qué no contempla un eventual pacto con ellos? ¿Por principios ideológicos?

—El PP pide diálogo y yo se lo garantizo. Trabajaremos juntos para que los proyectos de Maó salgan adelante, pero no compartiendo gobierno. Si los mahoneses lo hubiesen querido, el resultado habría sido otro. De hecho, tiene mucho valor que, en un contexto favorable a la derecha y al PP, ellos solo hayan crecido un 3 por ciento en votos en Maó y en el PSOE hayamos subido un 20.

¿Por qué, a diferencia de otras corporaciones, no se han subido el sueldo?

—Porque no vemos motivo para hacerlo. Mi sueldo como alcalde de Maó es de 2.326 euros netos al mes. Cualquier director de escuela o de muchas empresas cobra más. Pero no estoy aquí para ganar dinero. Por eso, la pregunta no es por qué nosotros no nos hemos subido las retribuciones y, en cambio, sí lo han hecho el resto. Son los demás quienes deben explicarlo. El único incremento que aplicaremos será la dieta por asistencia a comisiones informativas, que se celebran cada mes, y que pasará de los 50 euros actuales a 65.

¿Seguirá su curso la reforma de la Esplanada?

—Seguro. Es uno de los proyectos del mandato e intentaremos llevarlo a cabo con el máximo consenso, a partir de la propuesta ganadora del concurso de ideas. La adaptaremos con el objetivo de recuperar la plaza como un espacio de encuentro, que sea fácil de cruzar, que dé sombra en verano y sol en invierno y que permita diversas actividades. Debe dejar de presentar una imagen degradada. Es cierto que algunos vecinos han mostrado discrepancias, pero intentaremos despejar todas las dudas y lograr que sea del gusto de la más amplia mayoría posible.

¿En qué punto se encuentra la desafectación militar del antiguo cuartel de la Esplanada?

—El proyecto de reforma de la plaza contempla diversas fases, entre ellas, aprovechar el antiguo cuartel, que ya está vacío. Lo primero será buscar un acuerdo con el Ministerio de Defensa para ir ganando nuevos espacios y darles nuevos usos a favor de la población.

En campaña prometió ceder seis solares para construir un centenar de viviendas sociales en Maó. ¿Cómo piensa conseguirlo?

—Seguiremos varios caminos. Por un lado, el del Ibavi, que, aunque insuficiente, ha dado buenos frutos en el municipio, hasta el punto que nunca se habían entregado tantos pisos como en este mandato. Pero, por el otro, queremos copiar un modelo de éxito en otras autonomías para ceder terreno directamente a cooperativas, que promuevan la construcción de complejos de viviendas a precios asequibles.

El ayuntamiento insistió el año pasado para que se comprara el antiguo edificio de Correos y, finalmente, el Consell ha dado el paso. ¿Qué ganará el municipio con ello?

—Para empezar, un edificio de usos cívicos, formativos y de proyección económica para la creación de nuevas empresas, que el Consell ha presentado a la Agenda Urbana de Menorca. Pero, a la vez, un incentivo añadido para generar actividad y dar vida a Maó en invierno.

Una necesidad compartida también por los comercios del centro y de barrio.

—Por eso debemos ayudar a fortalecer el tejido comercial de la ciudad. Hay que incentivar estos negocios para que se mantengan vivos y esto no es nada fácil, pues la temporalidad amenaza su supervivencia.

Maó ha sido pionero en Menorca en planificar acciones que garanticen la gestión eficiente del agua. ¿Qué otras medidas cabe adoptar?

—Lo primero será dejar claro que el agua no es motivo de disputa política. Aprobamos el plan de gestión sostenible por unanimidad y existe una hoja de ruta que debemos seguir, con dos objetivos: garantizar el abastecimiento y mejorar la calidad. Por eso tenemos en marcha la construcción de una planta desnitrificadora en Sant Climent y aguardamos a que Medio Ambiente nos autorice a llevar agua desde el pozo de Cornia hasta el depósito de Turó. Si logramos ambas iniciativas, habremos dado un paso importante.

¿Si supera este mandato en minoría, se ve dentro de cuatro años dando el salto al Consell o a la política autonómica?

—Empecé como concejal con apenas 25 años y, cuando termine el mandato, aún tendré 37. Mi vocación y pasión es Maó y, de momento, ni me apetece ni me planteo otros retos políticos.

Temas pendientes a Puertos

¿Qué peticiones prepara para cuando el Govern nombre al nuevo presidente de Autoridad Portuaria?

—La primera, que hay que seguir redactando el proyecto de la nueva estación marítima en el Cós Nou, pues la provisional no puede mantenerse por más tiempo. También debemos definir cómo debe ser el paseo marítimo del puerto, o cómo hay que ordenar los viales, a partir de la prueba llevada a cabo después de la pandemia. Hay que sacar conclusiones y rectificar lo que no haya funcionado. Pero también cabe afrontar la reordenación de Cala Figuera y reivindicar la gestión directa de la mayoría de los amarres para que se haga en base a criterios sociales. En anteriores concesiones ya lo hemos intentado y vamos a insistir para que no solo prime el ánsia económica o de recaudar más. En el puerto deben tener cabida todo tipo de usuarios, también las pequeñas barcas de cinco o seis metros de eslora de vecinos de Maó, a quienes no debe costar un dineral mantener su puesto de atraque.

¿Todavía se puede sacar más provecho turístico de los islotes de la bahía marítima?

—Creo que estamos definiendo bien la oferta turística en el puerto. Hace ocho años hablábamos de la necesidad de conectar las distintas islas entre sí y ya hay varias empresas que operan y programan rutas. Así que ahora debemos centrarnos en definir bien los usos, náuticos y deportivos, de la Illa Plana, que se ha cedido a Autoridad Portuaria. Y debemos iniciar también la recuperación de la Illa Pinto. Sigue afectada por Defensa y se deberán dar pasos rápidos con otras administraciones para evitar que los edificios caigan y este espacio pueda ser visitable y genere su propia actividad.