Mae de la Concha, en una imagen de archivo, en su despacho de la Conselleria de Agricultura. | P. Pellicer

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Terminó su etapa política en el Consolat, a principios de julio, de presidenta en funciones. Y con ella se cerró la puerta a 8 años de gobierno progresista en Balears. María Asunción Jacoba Pía (Mae) de la Concha (Gijón, 1954) marchó entonces unos días a su Asturias natal, de vacaciones. Y ha regresado al pueblecito en el centro de Mallorca donde se instaló tras salir de Ciutadella y abandonar la librería (La Torre de Papel) que regentaba, impulsada por el movimiento del 15M, primero al Congreso y, después, al Govern.

Con el eco de las elecciones generales bien presente, Mae constata como, pese al triunfo del PP y al aparente bloqueo al que se enfrenta Pedro Sánchez para intentar formar gobierno, el espíritu de Podemos aún no ha muerto.

Sáqueme de dudas. ¿Quién ha ganado las elecciones?

—Depende de lo que entendamos por ganar. Quien más escaños ha sacado ha sido el PP, pero es incapaz de recabar los apoyos suficientes. Se ha arrinconado, solo contempla alianzas con Vox y no le salen las cuentas.

¿Y Pedro Sánchez? ¿Ha ganado?

—Más que él, ha ganado la diversidad. Porque la única opcion es un gobierno diverso y por un bien comun.

¿Teme que tengamos que volver a votar?

—Espero que no, pues no me parece imposible que se halle la fórmula para formar gobierno. Es lo que me gustaría que pasara. Pero que se repitieran las elecciones también sería una nueva oportunidad para todos.

La llave la tiene Puigdemont. Si usted fuese él, ¿qué haría?

—No me lo puedo ni imaginar. Junts venderá caro su apoyo, claro. Pero, la verdad, a mi estas cuestiones no me parecen las más importantes. Lo es más que el futuro gobierno progresista que se forme se centre en resolver los problemas relevantes a los que nos enfrentamos: el calentamiento global, las amenazas a la biodiversidad, las pandemias, las migraciones, la digitalización, la robótica… Anteponemos tecnologías a las personas sin valorar las consecuencias. Y, mientras, los políticos juegan en un tablero de guerra, patriarcal, cuando no es momento de hacer guerra, sino de sumar en pos de objetivos comunes que mejoren la vida de todos.

¿Dónde ha quedado el espíritu del 15M?

—El 15M surgió de la revuelta ciudadana, de la indignacion, cuando se hizo patente la gran estafa politica tras la crisis económica. Mucha gente había perdido su trabajo, sus ahorros y se echó a la calle. Para todos los que participamos en aquel 15M fue algo tan ilusionante, sentimos tanta unidad y ganas de decir basta…Recuerdo al escritor José Luis Sampedro, con quien coincidí en una plaza de Madrid, agradecido porque nunca pensó que vería esto en vida.

¿Y que ha sido de Podemos?

—Podemos fue la consecuencia política de ese movimiento popular. Es el nombre que se dio a la formacion politica que recogía esa demanda, que aún pervive. Pero, más que el nombre, ahora me interesa el espacio. Fui a un acto de Sumar en campaña y me llenó de esperanza. Hablaban de cómo repartir el trabajo entre todos para que la robótica no condene a mucha gente a la indigencia, de los jóvenes, de la cultura, de la industria local… Era gente documentada e inteligente, disertando de forma muy pedagógica y cercana. Y me reencontré con antiguos diputados compañeros en el Congreso, como Pablo Busutil, Nacho Álvarez o Aina Vidal. Yolanda Díaz ha conseguido que gente tan válida como ésta, que se había alejado, vuelva a conectarse con el proyecto.

¿Por eso Yolanda Díaz también ha ganado en las elecciones?

—Sumar ha vuelto a atraer a este espacio común a gente que había pertenecido al proyecto. Es un paraguas, como Podemos lo fue en su día, en el que cabe gente con muchos objetivos comunes. Yolanda es una mujer muy trabajadora, tenaz, persistente, buena negociadora, y le agradezco lo que está haciendo.

Cuando surgió Podemos, como Ciudadanos, el bipartidismo estaba en horas bajas, pero ahora se ha demostrado más fuerte que nunca. ¿Por qué?

—La desaparición de Ciudadanos le ha dado fuerza al PP. Y, en el caso del PSOE…Pedro Sanchez es muy listo. Con esa sonrisa, ha hechos suyos avances, propuestas y mejoras que fueron fruto del empeño de Podemos, pero que ha vendido como logros propios de su gestión. Desde la subida del salario mínimo a las pensiones o la memoria democrática. Aquí en Balears, hasta que Podemos no entró en el Govern, no se había avanzado tanto en esta cuestión. No podíamos tener por más tiempo a todas esas personas tiradas, olvidadas, sin poder sanar la herida de la Guerra en plena democracia. Como tampoco podíamos aceptar que el salario fuese solo de poco más de 700 euros. Era un insulto. Y, por eso, ahora está ya por encima de los 1.000. Todos sabemos lo que cuesta vivir en Balears y el concepto de trabajadores pobres es un escándalo. Es inaceptable que mucha gente deba hacer horas extras para cobrar un salario digno. Y es en todo eso en lo que Podemos ha ido picando piedra, aunque luego Pedro Sánchez lo haya aprovechado. No entiendo que el voto útil para evitar a PP y VOX sea votar al PSOE.

Pero lo cierto es que, en las Islas y a nivel estatal, el PSOE ha aguantado el envite y los socios situados a su izquierda han retrocedido.

—Porque las elecciones autonómicas se votaron ya en clave estatal. No se valoró la gestión de estos cuatro últimos años en Balears. Fue como si se hubiera olvidado que tuvimos que sortear la pandemia de la covid, la guerra de Ucrania…Y en la Conselleria de Agricultura, además, la epidemia de lengua azul , la subida del precio de piensos, combustible o cereales. Tuvimos un montón de problemas añadidos, pero se solventaron y la gente tiró adelante, con más ayudas públicas que nunca al sector. La covid hizo desplomar el empleo en las Islas un 23%, más que en el conjunto nacional, pero cuando tocó votar se hizo más de forma emocional y en clave estatal.

La consecuencia es que tanto el Govern, con apoyo externo, como el Consell de Menorca, compartiendo gestión, dependen de Vox.

—Me parece aterrador. Que en Menorca den gestión a un conseller de Vox por la puerta de atrás es una puñalada trapera, y algo especialmente feo en una isla en la que este partido aún no había entrado en las instituciones. Además, ¿qué es Vox, sino una parte extremista del PP, como lo fue en su día de AP? Por temporadas, hemos oído al PP decir que hay que alejar a la gente más extremista y que recuerda al Franquismo, pero luego se la apropia. Es el caso del mismo Santiago Abascal, el brazo más extremo del PP. Acoge en su seno a gentes de la democracia cristiana, de UCD, neoliberales, del Franquismo… Y los que ahora no tenían su trozo del pastel han creado Vox, pero no deja de ser una parte del mismo.

Algo habrán hecho mal también los ‘progresistas’ para que eso ocurra.

—España es un país dual. Hay que analizar por qué gente que antes votaba progresista ahora se decanta por estas otras opciones. Aún hay muchos barrios o pueblos donde falta equidad, falta vivienda, faltan espacios públicos, y vivir el día a día en ese entorno crea resentimiento. Pero ¿cómo es posible que eso suceda en una comunidad autónoma que recibe 17 millones de visitantes al año? ¿Por qué el PIB está tan bajo? ¿Por qué entra tanto dinero y se nos reparte tan mal? Hay que reflexionar. Las sociedades mas felices son las que menos diferencias generan. En cambio, aquí hay gente rica que se enriquece aún más, y a costa de la miseria ajena. La gente no vota mal, sino que vota lo que le pide el cuerpo. Por eso me sabe mal que no se haya valorado la gestión del gobierno cohesionado que formamos entre el PSOE, Podemos y Més per Mallorca. Fue un éxito de democracia y escucha, pero que no se ha visto refrendado en las urnas.

¿Qué recuerdo se lleva de su paso por la política? ¿El colofón de ser presidenta del Govern por unos días?

—Lo de terminar como presidenta es un honor inesperado, cosas de la vida. Pero sí marcho muy contenta de mis cuatro años de consellera de Agricultura. Logramos que todas las organizaciones y cooperativas agrarias nos sentáramos constantemente a debatir de forma abierta, transparente y colaborativa y creo que hemos conseguido más que nunca para el campo.

¿En qué situación se quedan los payeses?

—En las competencias no transferidas a los consells, las que tienen que ver con ayudas estatales o europeas, se ha hecho mucho trabajo. Cuando llegamos, las cuatro islas se sentían abandonadas, en total desaliento. Pero le hemos dado un vuelco a todo, para revalorizar el producto local, recuperar las razas autóctonas y fomentar el relevo generacional de muchos jóvenes que siguen el camino de sus padres. La gente más concienciada con el clima, la biodiversidad y los recursos hídricos son los payeses. Lo tocan con las manos todos los dias y demandan soluciones. Por eso creo que deben crearse fondos estructurales que cubran los daños por las situaciones meteorológicas adversas a las que se enfrentan cada año. Es la consecuencia del cambio climático. Ahora estas desgracias son constantes.

¿Por qué sigue sin llegar suficiente producto local a las principales vías de consumo residencial y turístico?

—Arrastramos una tendencia que se dio sobre todo en Mallorca años atrás. Los hoteles se empeñaban en ofrecer a los turistas el mismo desayuno que consumen en el Reino Unido o Alemania. Pero, por suerte, eso ha cambiado. Y ha crecido mucho la conciencia del kilómetro cero y de la calidad del producto local. Aún así, todavía no está tan presente como querríamos porque no hay producción suficiente. A los políticos compete estimularla.

¿Cómo piensa mantener ahora su compromiso político fuera de las instituciones?

—Siempre he tenido, y mantendré, mi interés por lo público. Pero el próximo verano cumplo 70 y quiero tomarme un año sabático, tranquilo, en el que pueda tener tiempo para leer, escribir o estar con mi familia. Ahora bien, en estos 8 años, entre el Congreso y el Govern, he acumulado tantas experiencias y conocimiento que me pongo a disposición del partido para aportarle lo que precise.

¿Qué ha sido de la Torre de Papel?

—Mi hija pequeña reabrió la librería en abril del año pasado, y la ha renovado, con títulos que ella misma selecciona. Sigue sus propios pasos, pero sí, es hija de su madre.