Patuel participó el sábado en el curso ‘Personalidad, inteligencia y salud mental en el siglo XXI’. | S.M.

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Jaume Patuel Puig (1935) es pedapsicogogo, psicoanalista y teólogo. Durante el curso «Personalidad, inteligencia y salud mental en el siglo XXI», celebrado el pasado sábado en el Ateneu de Maó, ofreció una ponencia centrada en la psicología psicodinámica, con su vertiente humanista. Es profesor del Institut de Salut Mental Vidal i Barraquer de Barcelona, en el Máster de espiritualidad transcultural, entre otros, y actualmente forma parte del consejo de asesoramiento del movimiento de Psicología Transpersonal. Autor de diversos libros, como «Pensar o morir», su último publicado es «El mapa no es el territorio: mi viaje hacia la consciencia transpersonal» (Ed. Sirena de los vientos).

Durante la jornada, Jaume Patuel defendió el concepto de salud y, más concretamente, el de salud mental, como el medio, más que un fin en sí mismo, para conseguir los objetivos de nuestras vidas. Además de analizar fenómenos como el machismo, instalado en nuestra sociedad patriarcal, habló de la necesidad de un espíritu crítico y de los riesgos de una tecnociencia desprovista de valores, así como del auge de la inteligencia artificial. Su discurso estuvo centrado sobre todo en la necesidad de autoconocimiento para el desarrollo de una personalidad madura y confiada, y desde la mirada transpersonal del psicoanálisis, que incluye los distintos niveles de conciencia.

¿Qué aporta el verdadero autoconocimiento?

-Podemos funcionar por el mundo sin conocernos realmente, pero el desarrollo de una personalidad madura requiere ir hasta el fondo, a partir de un trabajo de reflexión, silencio y meditación. Por otro lado, el contacto con el profesional del psicoanálisis permite acceder a cosas de nosotros mismos que ignoramos, que desconocemos. Todo esto requiere tiempo y paciencia con uno mismo.

¿También la sociedad puede ser psicoanalizada para una mejor comprensión?

-Freud escribió hace cien años «La psicología de las masas». Sigue el mismo esquema que su teoría del psicoanálisis, basada en la observación de factores esencialmente inconscientes que determinan emociones y comportamientos. El superego, en este caso, sería el líder. Hoy, a nivel político, vivimos, no obstante, la ausencia de líderes auténticos, en un momento geopolítico, además, muy delicado.

¿Cómo lo analiza?

-Los poderes, en estos momentos, manejan un control biopolítico (a diferencia del poder territorial), utilizando el miedo y a través de todos los medios de comunicación, y que lleva a la alineación mental. Son problemas actuales y sería interesante que la gente tomara conciencia de ello.

¿Nos cuesta pensar por nosotros mismos?

-Siempre ha habido poderes que han arrastrado a las masas. Un verdadero líder, un líder abierto, permite que el pueblo piense. Los líderes mediocres, como los actuales, no lo soportan, y mucho menos los dictadores. Y, hoy, estamos en una especie de dictadura tecnócrata. Por tanto, pensar, hoy, es ser disidente. Además, el miedo es el peor consejero para poder pensar por uno mismo. Platón, igual que en tiempo de Confucio, ya hablaba de la necesidad de ser dirigente de uno mismo.

Otro de los cánceres sociales es el machismo, que usted define como la incapacidad de muchos hombres de reconocer su propia feminidad.

-Es algo inconsciente que tenemos los hombres y que no se profundiza, y que es no reconocer nuestra propia feminidad, con sus valores. Si no podemos reconocer estos valores en nosotros mismos, tampoco podemos darles reconocimiento en las mujeres. Lo vemos con el clásico «los hombres no lloran».

¿Qué cambios requiere?

-Aceptar que uno mismo tiene aspectos femeninos, para que estos aspectos dejen de reprimirse a nivel inconsciente, requiere de una mirada nueva. Una mirada nueva hacia nosotros, los hombres, y hacia las mujeres, que seguimos mirando con los ojos de una sociedad patriarcal.

Ahora bien, algunos jóvenes de hoy son más atrevidos; están obligados a plantearse nuevos comportamientos ante esta realidad. Por tanto, nos encontramos en un cambio de paradigma hacia una mejor y más profunda humanización o proceso de madurez integral.

El apunte

El profesor Pere Barbosa cuestiona el mal uso de las tecnologías de la información en las aulas

El curso «Personalidad, inteligencia y salud mental en el siglo XXI», por iniciativa de la doctora en Psicología de la Universitat de Barcelona (UB) Maria Vives Gomila, contó el sábado también con la intervención del profesor Pere Barbosa Colomer. Es miembro del cuerpo de profesores de la Fundació Vidal i Barraquer y de l’Associació Catalana de Psicoteràpia Psicoanalítica, y autor, entre otros, de «Psicopatología y test gráficos».

Su intervención estuvo centrada en un concepto de inteligencia más amplio, que tiene en cuenta factores ambientales del desarrollo y que pone en duda el cientificismo del coeficiente intelectual como único indicador para valorar las aptitudes para el aprendizaje y el desarrollo cognitivo de los niños. Su intervención también analizó el papel fundamental de la riqueza de lenguaje en el pensamiento crítico y la capacidad de reflexionar. Y cuestionó la utilización inadecuada de las tecnologías de la información en las aulas y los peligros de las pantallas, con la excesiva digitalización en el aprendizaje.

El curso, iniciado el sábado, continúa en el mes de abril con sesiones que analizarán la adolescencia y las secuelas psicológicas de la covid.