Imagen del parque eólico de Milà, la primera instalación de generación renovable de Menorca, con solo tres molinos en pie e inactivos y los restos del que se tuvo que desmantelar de urgencia en diciembre oxidándose en el suelo.  | Gemma Andreu

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«Se recomienda proceder a la suspensión de actividades del parque eólico y acelerar el proceso de desmantelamiento». Es la conclusión del informe técnico que el departamento de    Medio Ambiente del Consell insular tiene sobre la mesa y en el que basa su decisión de tirar la toalla y dar carpetazo a la primera instalación de generación renovable que se construyó en Menorca hace 19 años. En objetivo es frenar la sangría que está provocando al Consorci de Residus i Energia. En los últimos tres años, debido a su bajo rendimiento y a la consiguiente pérdida de las primas a la producción, el parque acumula un déficit económico de casi 600.000 euros.

Mantener el parque eólico de Milà activo con la escasa capacidad de producción que está registrando en los últimos años supondría seguir engrosando ese agujero con otros 150.000 euros de pérdidas en el año 2024 y realizar inversiones por cambios reglamentarios que nunca se podrían llegar a amortizar. Es lo que afirma sin medias tintas el informe firmado el pasado 4 de octubre, al que ha tenido acceso este diario. En consecuencia, el conseller de Medio Ambiente, Simón Gornés, subraya que «es inviable seguir operando el parque». Hasta aquí ha llegado la andadura de los molinos de Milà.   

Desmantelamiento

La intención es ahora, explica, desmantelar los tres aerogeneradores que siguen en pie, pero no será algo inmediato, ni mucho menos. Primero debe concluir el proceso en marcha de licitación de la asistencia técnica para la redacción del proyecto para los nuevos aerogeneradores, que incluye el desmantelamiento de los actuales. Mientras no se redacte, adjudique y ejecute el proyecto de desmontaje, el Consorci de Residus tendrá que hacer frente a unos costes aproximados de «mantenimiento de seguridad» de 50.000 euros anuales.

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La del parque eólico es la crónica de una muerte anunciada. La obsolescencia de la instalación ha provocado que en los últimos años se hayan disparado los costes en reparaciones por las graves averías imprevistas, incluido el desmantelamiento de urgencia del aerogenerador número 4 el pasado mes de diciembre. Solo entre 2021 y 2022 los costes en reparaciones de calado han alcanzado los 650.000 euros, dos terceras partes de todos los gastos imprevistos generados desde el año de su construcción, 2004.

Los años más costosos coinciden con los de mayor declive en horas de producción de electricidad. En 2022 se tocó fondo, con un balance de horas anuales de funcionamiento de 453, cuando el mínimo para empezar a recibir la prima que gestiona la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia se sitúa en 629 horas anuales. Un año antes ya se había perdido buena parte de esa retribución adicional que solo se cobra de forma completa si se alcanzan las 1.048 horas (fueron 730). Hasta el 23 de agosto de este año, cuando quedaron    paralizados los tres molinos, el balance era de 412 horas.

La pérdida de esa prima complementaria a la retribución por venta de energía ha hecho que «los ingresos generados no puedan compensar los costes operativos», según se advierte en el informe. La baja producción de los molinos ha hecho así que las cuentas del parque eólico entren en barrena. En el balance de sus 19 años de funcionamiento ha generado unos ingresos de 7,7 millones de euros y unos gastos de 8,12 millones, lo que arroja un déficit de casi 400.000 euros. Es llamativo que hasta el año 2020 el balance de ingresos y costes resultaba positivo en cerca de 200.000 euros.