Gerard Villalonga fue obsequiado por Francisco Tutzó, al concluir el encuentro con el Cercle d’Economia de Menorca, con la «Història de Menorca» cuyo autor es Miquel À Casasnovas, vicepresidente del Cercle.

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El obispo de Menorca, Gerard Villalonga, ha propugnado la aplicación de «principios éticos y morales» en todos los ámbitos de la vida, que incluyen también la iniciativa empresarial y las actividades económicas.

Villalonga abrió el curso 2023-2024 del Cercle d’Economia de Menorca con un encuentro celebrado en el Club Nàutic Ciutadella. El presidente de la entidad, Francisco Tutzó, tras señalar que es el quinto prelado nacido en Menorca, subrayó su talante dialogante, su proximidad y conocimiento de la Diócesis, donde ha venido ejerciendo su ministerio pastoral en diferentes parroquias y en la Curia Diocesana.

En su intervención, el obispo Gerard Villalonga expuso los principios contenidos en el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que orientan el mundo de la economía desde la perspectiva de la fe y el Evangelio. Estos principios consisten en el bien común, la justicia social, la subsidiariedad, la participación, la solidaridad, los valores fundamentales de vida social y la vía de la caridad.

Destacó los tres elementos que integran el bien común: el respeto a la persona, el bienestar social y desarrollo, y la paz. Corresponde al Estado, señaló, defender y promover el bien común de la sociedad civil, los ciudadanos y las instituciones. Y la justicia social busca eliminar toda injusticia, pero no se debe confundir injusticia con desigualdad, porque no todo lo desigual es injusto.

Explicó Villalonga Hellín que «la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada cual lo que merece; no es justo tratar de igual forma realidades que no son iguales».

El pastor de la Iglesia menorquina se refirió a las actuales corrientes de pensamiento, reividincando, en la línea del arzobispo de Burgos, Mario Iceta, una renovada aportación de la antropología cristiana que de respuesta a los retos de nuestro tiempo. Ello implica redescubrir la verdad sobre la persona, su vocación para el amor, su relación con la naturaleza y con Dios, de quien recibimos la filiación divina    y la fraternidad. El obispo Gerard dio respuesta a las preguntas que plantearon los asistentes en el coloquio posterior.