Ca n’Olivar. En el ‘palau de davant l’Església’ abrieron sus puertas al público en 2015, y desde entonces se ha consolidado como una alternativa que suscita mucho interés. | I. P. D. R.

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Esta temporada, por segundo año consecutivo, Ciutadella ha contado con tres casas nobles abiertas a visitas turísticas, Can Salort, Ca n’Olivar y Cas Comte y, entre ellas, van a superar este año las 50.000 visitas. Es un dato a tener en consideración y que pone de manifiesto el interés que suscita, entre locales y foráneos, esta oferta de carácter cultural e histórico, que puede disfrutarse por libre, de forma individual o en grupo, mediante recorridos guiados, e incluso a través de programas como el «Salut Jove», de visitas gratuitas para escolares.

En un mercado turístico predominado por el sol y playa, están surgiendo iniciativas para poner en valor el patrimonio histórico existente en la Isla. Calendarizadas las tres, de mayo a octubre, la última propuesta puesta en marcha son las visitas a Cas Comte, el palacio de la Fundación José Mª de Olives y Ponsich, anterior conde de Torre Saura, que iniciaron su andadura el año pasado con los tours guiados y que este año han incorporado las visitas libres, lo que ha dado un impulso importante al proyecto.

Els visitants, a l'interior de Can Salort | I. P. D. R.

Casi cuarenta años

Sin embargo, las visitas a casas nobles no son algo nuevo. En el Palacio Salort, situada en pleno Carrer Major des Born y con fachada neoclásica a la Plaça des Born, se vienen realizando desde mediados de los años 80. «Empezaron entre 1985 y 1986», recuerda Carlos de Salort Sintes,    actual titular del condado de Torre Saura, y desde entonces «solo hubo un paréntesis de tres o cuatro años», el resto, siempre se han organizado visitas turísticas.

Con este bagaje, de Salort señala que «este verano llevamos entre 18.000 y 19.000», una cifra que se asemeja a la de otros años. «Es bastante regular, no hay grandes diferencias de un año al otro» y suelen contabilizar «entre 15.000 y 20.000 personas».

Un dato similar manejan en Ca n’Olivar, sa casa de davant l’Església. Bajo la organización de Talaia Cultura, el inmueble situado frente a la puerta principal de la Catedral acumula «entre 15.000 y 20.000» entradas esta campaña. Así lo apunta el historiador Antoni Camps, responsable, igualmente, de las visitas de Cas Comte, el palacio del condado de Torre Saura, ubicado justo enfrente de Can Salort. En este caso, prefieren no cuantificar las visitas, pero aseguran que en el primer curso con recorrido libre, y «partiendo de la experiencia de Ca n’Olivar, ha ido mucho mejor de lo esperado», con un «septiembre de récord».

Cas Comte. Con la experiencia de las visitas a Ca n’Olivar, la empresa Talaia Cultura impulsó el año pasado un proyecto en la sede de la Fundación José María de Olives y Ponsich, anterior conde de Torre Saura | I. P. D. R.

Más allà de los fríos datos, Antoni Camps defiende a ultranza esta oferta cultural, que precisa de mucho trabajo previo para ofrecer un producto de calidad. «El esfuerzo que implica abrir» uno de estos palacios no se puede comparar, «es muy sacrificado, requiere mucha voluntad para ofrecerlo». Porque necesita de investigaciones históricas para elaborar un discurso museográfico riguroso. Aún así, Camps distingue claramente que «esto no son museos, son casas históricas» y lo que se intenta es explicar su evolución a lo largo de los siglos, con el papel que desempeñaron las sucesivas generaciones que residieron en ellas.

Por otro lado, tampoco hay que olvidar las inversiones necesarias, que incluyen tanto la cartelería y los materiales y soportes informativos, como las intervenciones que hay que realizar a menudo, para habilitar los espacios a esta finalidad turística.

Un grupo de turistas británicos, iniciando el ‘tour’ en la entrada de Ca n’Olivar de ‘davant l’Església’ | I. P. D. R.

Perfil del visitante

El tipo de cliente varía según cuales sean los mercados emisores predominantes cada temporada. Aunque no hay    muchos cambios entre uno y otro, «el año pasado quizá hubo más españoles» y el presente se ha notado que «es más numeroso el francés», a pesar de que «es muy variado y hay de todo». Lo indica Camps Extremera quien observa como los británicos, «vienen más predispuestos, tienen una mayor tradición histórica», con mucho arraigo con todo lo relacionado con la realeza y la nobleza.

Algo similar ocurre en Can Salort, «vienen visitantes de todos lados, mayoritariamente ingleses, pero en los últimos años acuden muchos franceses». Asimismo, «el turista español viene más en agosto», añade Carlos de Salort.

Con todo, Camps se refiere a la necesaria adecuación del producto a cada momento, porque a veces «las previsiones no cuadran; hemos tenido que modificar horarios», admite. Y es que, por ejemplo en Ca n’Olivar, «el año pasado, con las luces abiertas, la casa era un gran atractivo por las noches», de ahí que abrieran de 19 a 22 horas. «Este año ha sido de 16,30 a 20 horas y ha funcionado bien», aprovechando la franja horaria de después de la comida.

En Cas Comte, en 2022 únicamente se ofertaban tours guiados y comprobaron que era preciso facilitar los recorridos por libre, donde el usuario se orienta a partir de los paneles informativos y otros materiales.

Para quienes promocionan estos productos es imprescindible que destinos como Ciutadella, aprovechen el hecho de contar con una «ciudad histórica». Para Camps, Menorca no puede conformarse en venderse por el ‘sol y playa’, por la hostelería o la restauración. «Nos falta un turismo nacional», que no se conforme con los «productos de consumo, ir a Macarella porque hay que ir, ver la puesta de sol en Cavalleria o visitar Binibèquer». Así, defiende un «turismo que quiera descubrir, que no le interesen tanto los tópicos», porque «Menorca tiene una historia, no es un chiringuito».

Cuando faltan solo unas semanas para dar por concluida la temporada, los gestores de estas iniciativas ya plantean mejoras de cara a la próxima campaña. De hecho, «ya hemos empezado este año», afirma Carlos de Salort, pero el impulso se dará en 2024, mediante la colaboración entre Can Salort, la fortaleza de La Mola, el yacimiento prehistórico de Torralba d’en Salort y Binissuès, para proponer un paquete de visitas conjuntas. A escasos metros, en Ca n’Olivar, preparan la elaboración de un audiovisual con el que enriquecer la experiencia del público.

La clave del tiempo y la influencia que tienen las campañas del Imserso

Carlos de Salort y Antoni Camps coinciden al destacar el papel que juega la meteorología en productos como las visitas a casas nobles. Si el tiempo es bueno y hace calor, los turistas optan en mayor medida por ir a la playa. En cambio, cuando el cielo se nubla, favorece las visitas a las zonas urbanas y, al estar los palacios en zonas de paso, en pleno centro de Ciutadella, se convierten en un gran atractivo para el visitante.

También son importantes los viajes que organiza el Imserso, hasta el punto que, «si se organizan puntuales, a partir de octubre, podemos abrir incluso diez meses al año, aunque sea para grupos organizados», apunta Carlos de Salort.

El apunte

Un modo de conseguir recursos para el mantenimiento de unos grandes inmuebles

Los palacios nobiliarios poseen una historia y una tradición que se remonta a varios siglos. Can Salort, en su estado actual, data de 1813, pero tiene su origen en una casa que estaba en pie a principios del siglo XVII. Algo parecido ocurre con Cas Comte y Ca n’Olivar, que se reparten toda una manzana, entre las plazas de la Catedral y de Es Born. Por tanto, se trata de edificios que precisan de mantenimiento, para garantizar su conservación. Es ahí, donde apuestas como la de las visitas, se convierten en fuente de ingresos, para acometer tareas de adecentamiento y    mejora. «Es una fuente para la conservación de estos edificios, si no se abren y se les da uso, acabarían cayendo», admite AntoniCamps.   

Tras abrir durante la temporada alta en horario de mañana y tarde, en los tres edificios se proponen, durante el mes de octubre, visitas en horario matinal. En Can Salort, el horario de apertura es de lunes a sábado, de 10 a 14 horas; y Cas Comte y en Can Olivar, al igual que en mayo, de 10.30 a 14.30 horas. Los precios de las entradas ‘libres’ son de cinco euros (doce para las visitas guiadas) en estas dos casas contiguas, y de seis euros en Can Salort.