El conseller de Cultura, Educación y Deportes, Joan Pons Torres en la plaza de Ses Palmeres de Ciutadella. | Katerina Pu

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Profesor de historia y exdirector de Sa Fundació, Joan Pons Torres (Ciutadella, 1993) ha pasado de flirtear con la derecha y atizar a la izquierda desde fuera del Consell a convertirse en el conseller de Cultura de todos los menorquines. El de mañana será su primer Sant Antoni institucional.

Sant Antoni ha pasado de ser la Diada a convertirse en el Dia de Menorca. ¿Por qué?
—El Consell acordó en 1980 instituir Sant Antoni como la Fiesta Nacional del pueblo de Menorca y, desde entonces, ha adquirido diferentes nombres, incluido el de Dia de Menorca, que es el que hemos introducido. Pero lo importante no es tanto que sea Dia o Diada, sino recuperar el nombre de Sant Antoni. El término Diada era algo forzado, pues hasta el 1 de marzo es el Dia de Balears y no la Diada. La palabra Sant Antoni parecía proscrita y convenía volver a dar protagonismo al patrón de la Isla.

¿Qué bandera debe colgar de los balcones? ¿La de Menorca, la cuatribarrada, la de España...?
—Las banderas oficiales son aquellas que nos representan, y no vamos a escoger entre la de España y Menorca porque ambas nos identifican. Hay partidos que quieren ocultar una de las dos, pero no es nuestro parecer. Celebramos la Reconquista cristiana de Menorca por parte de la Corona de Aragón, que luego se unió con la de Castilla para dar lugar a la actual nación española. En Ciutadella es tradición colgar la bandera de España y hacer sonar el himno nacional durante la procesión, pero ésta es una cuestión municipal. Es un día de fiesta. Que cada cual luzca la bandera que quiera.

Para la conferencia institucional de este año han invitado a Cipriano Marín, el artífice de la declaración de la Menorca Talayótica como Patrimonio Mundial.
—Aunque sea canario y no haya nacido en Menorca, pasará a la historia por lo mucho que ha hecho por nuestra isla. Ha logrado un doble reconocimiento institucional: en 1993, el de Reserva de la Biosfera y, 30 años después, ha sido el coordinador del expediente de la Menorca Talayótica. Elegirlo como conferenciante es reconocer toda su labor.

¿En qué notaremos ser Patrimonio de la Humanidad?
—Nos abre la puerta a recibir más recursos de otras administraciones y a fomentar el turismo cultural en temporada baja. Dotaremos de más presupuesto la Agencia Menorca Talayótica y pondremos la oficina y el centro de interpretación en el sótano de Ca l’Avi, junto a la sede del Consell en Ciutadella. Es un punto céntrico que permitirá llevar la Menorca Talayótica a los turistas y residentes.

¿Con qué recursos cuentan?
—Además del director Antoni Ferrer, preevemos contratar un administrativo y otro arqueólogo. El presupuesto asciende a 1,7 millones y también contamos con el millón al que se comprometió Miquel Iceta. Ahora, el Ministerio nos dice que este año solo aportará medio millón y que el otro medio llegará más adelante. Confiamos en que cumplirá, pero debo recordárselo, pues del millón dependen importantes inversiones en Trepucó o Son Catlar.

Después de años de activismo al frente de Sa Fundació, ¿ya se ha hecho a ser político?
—Sí. Es una gran responsabilidad representar a todos los menorquines, no solo a quienes te han votado. Y este es el cambio principal. Además, es gratificante ver que puedes cambiar las cosas. La administración es lenta pero, con voluntad, todo sale. En medio año hemos aportado 1,6 millones para que la escolarización de 0 a 3 años sea gratuita. Es la aportación más alta en materia educativa en la historia del Consell.

El conseller, durante la entrevista realizada en una terraza de Ciutadella. | Katerina Pu

Pero no será efectiva hasta que no se apruebe el presupuesto.
—Ese es el problema. PSOE, Més y Vox ya pueden ir explicando a las familias de Menorca en base a qué están bloqueando un presupuesto que les garantiza no pagar por llevar a sus hijos a la escoleta. Quienes iban de abanderados de la educación ahora lo bloquean. Es más, acepté una enmienda del PSOE y Més para atender la propuesta del grupo Tallafocs e incluir medio millón a favor del bienestar de la primera infancia. Pese a aceptar su enmienda, votaron en contra. Que cojan a la comunidad educativa y se lo expliquen.

¿Cómo ve el acercamiento del presidente Vilafranca y de su gobierno a la izquierda?
—Es un gesto responsable. ¡Quién nos iba a decir que Vox, que acusaba al PP de seguir las políticas de la izquierda, se alinearía ahora con el PSOE y Més! Vox también debería dar explicaciones a sus votantes, que deben estar muy decepcionados, cuando la señora de Vox no presenta ni una sola enmienda. Por eso el presidente tiende su mano a la izquierda. Ahora la pelota está en su tejado. Pero mezclan unas cosas con las otras, hablan del PTI y de la carretera, porque buscan mantener un bloqueo constante. Me gustaría que el PSOE y Més actuaran en el Consell con la misma responsabilidad que en el Ayuntamiento de Ciutadella, donde se han abstenido para sacar adelante el presupuesto.

Como antiguo miembro de nuevas Generaciones del PP y próximo por momentos a Ciudadanos y Vox, ¿le crea una incomodidad personal que el gobierno del que forma parte busque acuerdos con la izquierda?
—El proyecto del PP en Menorca es muy amplio e integrador, va desde el centro reformista a la derecha conservadora. Representa el cambio que los ciudadanos demandaban y da cabida a personas a las que nos une la moderación, el sentido común y las ganas de hacer avanzar Menorca tras ocho años de parálisis. Me siento muy cómodo. Además, no hay que confundir tener unos principios con la radicalidad o el sectarismo. ¿Por qué no podemos entendernos con la izquierda en cuestiones puntuales si son buenas para Menorca? Ahora bien, no puede estar bloqueando indefinidamente la acción de gobierno. En cambio, nosotros anam per feina. En medio año ya hemos hecho más. Tras ocho años de promesas del Ayuntamiento de Maó y del anterior Consell, hemos puesto un millón y medio para reformar la pista de atletismo. Como la de Ciutadella, tan reivindicada, para la que contamos con una primera partida de 350.000 euros. La lástima es que no se pueda aprovechar por el bloqueo sobre los presupuestos.

¿Cómo afecta este bloqueo a las entidades deportivas?
—El Hestia, el Avarca o el CB Es Castell, como las entidades sociales y culturales que dependen de la subvención del Consell, tienen ahora sus ayudas en el limbo por culpa de la izquierda. La partida que hemos presupuestado aumenta un 63 por ciento y pasa de 270.000 a 440.000 euros. Y hemos creado una nueva línea para las entidades deportivas que usan instalaciones privadas, como los clubes de tenis. Sufren un agravio comparativo, pues fomentan el deporte base sin disfrutar de ayudas municipales. Y ese sobrecoste deben repercutirlo sobre las familias. Así que vamos a sacar una convocatoria para repartirles 250.000 euros. Y luego están las inversiones. La pista de atletismo de Ciutadella costará 6 o 7 millones, y contamos con el compromiso del Govern para financiarla.

¿Cómo valora el pacto, ahora roto, con Vox?
—No hay nada personal. Vox ha cometido el error de trasladar su guerra interna al Consell. Debe resolver sus disputas y poner los pies en el suelo. Cuando tenga las cosas claras, la puerta no está cerrada. Menorca merece un gobierno serio, estable y moderado, no un gobierno con estridencias pues, para eso, ya hemos padecido el de los últimos ocho años.

Su nombramiento fue noticia nacional. Se le presentó como el conseller negacionista, en contra de las vacunas de la covid, del catalán, de la ley LGTBI... Son las ideas que usted pregonaba fuera de la institución. ¿Cómo las ve ahora, que está gobernando?
—Con sentido institucional, y sin los sectarismos e imposiciones con que se gobernaba en los ocho años anteriores. Creo en la libertad, y eso es compatible con trabajar de la mano de la comunidad educativa. Como conseller de Cultura sé que represento a todos. En cambio, mi predecesor se paseaba con un lazo amarillo en la solapa, un símbolo que representa a una minoría radicalizada. Y eso no encaja en un gobierno moderado y con seny como el de Adolfo Vilafranca. Mi perfil hace daño a la izquierda. Soy joven, profesor y de derechas, defiendo el menorquín y no tengo miedo de opinar libremente de todo. Ahora ya no lo hago, porque soy conseller. Pero la izquierda activa la maquinaria mediática para demonizar y difamar a una persona que los ha derrotado en las urnas. Se autoerigen en defensores de la educación, de la lengua, del territorio, del medio ambiente… Hasta que el PP gana las elecciones, apuesta por alguien joven como yo y me convierto en el enemigo a batir. Pero les ha salido el tiro por la culata. Demuestra un mal perder, que a nosotros nos refuerza. Es un boomerang que se les vuelve en contra.

¿El boomerang es fiscalizar e investigar las presuntas irregularidades en la gestión del IME? ¿Es una persecución?
—En el IME, y así lo ha detectado la Oficina Anticorrupción, existió un fraccionamiento de contratos, ciertas personas cobraron cuando los estatutos lo prohíben… Tenemos indicios de que se han cometido irregularidades y, por tanto, impulsaremos las auditorías que hagan falta y llegaremos hasta el fondo, depurando las responsabilidades que correspondan. Y no es ninguna persecución, sino cumplir nuestro deber, pues en caso contrario estaríamos prevaricando. Pero no solo está el IME, también la asociación cultural Baladí. En el traspaso de carteras, no se nos informó de que se habían estafado 96.000 euros a los menorquines a través de facturas falsas. Pero lo más fuerte es que, habiendo recibido una petición de la Fiscalía para que el Consell se personara en la causa, Més y el PSOE decidieron no hacerlo. Se quedaron de brazos cruzados. Y como ya se había cerrado la diligencia en el juzgado, apenas podremos recuperar la mitad del dinero. ¿Por qué Més y el PSOE no se personaron ni exigieron la devolución de lo estafado a los menorquines? No he recibido respuesta. Pero seguiremos hasta el final. Huele muy mal…

En Sa Fundació ya reivindicaba el menorquín y decía que la principal amenaza es el catalán estándar. Ahora que es el conseller de Cultura de todos, ¿qué piensa? ¿Cómo se traducirá eso en su gestión pública?
—El menorquín es un patrimonio lingüístico a preservar. Y, por ello, vamos a promover la declaración del menorquín como patrimonio cultural inmaterial de Menorca. De la misma manera que defendemos las rondalles, las leyendas, nuestro patrimonio arqueológico o natural, ¿por qué no defendemos también nuestro patrimonio lingüístico? Los jóvenes cada vez están más influenciados por el catalán central, dicen jo soc i no jo som, y eso hace que el menorquín se vaya perdiendo. El Estatut fija que las modalidades insulares deben ser objeto de especial estudio y protección, y es lo que haremos. Fomentaremos el uso de nuestras formas lingüísticas. El menorquín nos une e identifica y es una riqueza cultural que pondremos en valor para que la lengua no sea un motivo de discordia, sino de unión

¿Está de acuerdo con Vox en que el catalanismo se ha introducido en las escuelas y que se hace adoctrinamiento en las aulas?
—El pacto educativo PP-Vox en Balears es positivo, pues se trata de una prueba piloto voluntaria, de libre elección de lengua en los centros y que casa perfectamente con el Estatut, que aboga por garantizar el derecho a expresarse en cualquiera de las dos lenguas oficiales en la comunidad. Así lo dice también la Ley de Normalización Lingüística que, por cierto, impulsó el PP. Pero, más allá de las cuestiones de adoctrinamiento o lengua, lo que interesa a los menorquines son las inversiones que hacen falta y que no han llegado a los centros en todos estos años. Como las deficiencias del colegio Joan Benejam de Ciutadella, que ponen en peligro el edificio, o el pabellón Sant Joan que, por no haber actuado al momento, ahora deberá ser objeto de una reforma integral. Las inversiones educativas han sido cero pero, por suerte, ahora ya se está trabajando en ello. Y en poner en marcha la escuela de hostelería en Ciutadella, un proyecto que durante años se nos vendió pero nunca se hizo nada. Que se invierta, se garantice la gratuidad de la escolarización infantil y se elimine el uso de la pantallas en los centros. Eso es lo que realmente interesa a los menorquines.

Y, como conseller de Juventud, ¿qué interesa a los jóvenes?
—Las políticas de la izquierda han fracasado porque no quieren que se les diga cómo deben pensar o pasar su tiempo libre. Ahora impulsamos un plan de instalaciones juveniles, porque muchos albergues y casas de colonias presentan deficiencias e incumplen la normativa.

¿Y la vivienda? ¿Cómo se les ayuda?
—Es uno de sus principales problemas. Y, por eso, hemos subido a 150.000 euros las ayudas para que jóvenes de 19 a 34 años puedan alquilar una vivienda. Es el programa Lloguer Jove que, curiosamente, tampoco podemos aplicar aún, porque la izquierda nos tiene bloqueado el presupuesto.