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A los de Vox de Balears les encantan los incendios, incluso cuando son ellos los que se queman, a lo bonzo. Esta semana, por fin, ha estallado el enfrentamiento insostenible entre el grupo parlamentario de Vox y la dirección del partido, entre Idoia Ribas y Sergio Rodríguez, por un lado, y Patricia de las Heras y Fulgencio Coll, por otro. Los primeros, junto a los otros tres diputados, han sido expulsados por el partido, después de que ellos expulsaran a De las Heras y al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, del grupo parlamentario. Estalla una crisis por el poder a corto plazo, con varias posibles consecuencias. Un terremoto que también se nota en Menorca.

Al margen de si la presidenta del Govern, Marga Prohens, sabía o no que el grupo de Vox iba a dar este paso, lo que es cierto es que necesita los cinco votos de los díscolos para la estabilidad de su Govern. Y también es cierto que Ribas y Rodríguez se han aproximado al PP en las últimas semanas, como si estuvieran preparando el terreno para el golpe. Se han promocionado a si mismos como socios fiables para el Govern. Aunque ellos quieren seguir siendo el grupo de Vox, si el partido les expulsa han de perder la marca. La consecuencia es que Prohens se libra de Vox, aunque sea a costa de pactar con un grupo de tránsfugas que solo deberán darse explicaciones a ellos mismos. El pacto de los 110 puntos de PP-Vox fue el resultado de los criterios de presión de Vox nacional. Libres de estas condiciones, el club de los cinco podrá pactar lo que le dé la gana. Antes de provocar el gran incendio ya habían decidido relajar la presión al PP por la libre elección de lengua en la educación y centrarse en cosas como la simplificación administrativa, cuando el vicepresidente Antoni Costa ya ha anunciado un próximo decreto para eliminar trámites en el Govern.

La excusa para el incendio es que Patricia de las Heras mandó un comunicado sin consultarles exigiendo al Govern más resultados en la batalla de la lengua. Lo hizo después de que Federico Jiménez Losantos despotricara contra Vox en Libertad Digital porque es «incapaz de derogar la inmersión lingüística en Balears».

En Vox, los lobos y las ovejas han intercambiado los papeles de forma sorprendente. Los que ahora se acurrucan al lado del Govern, el club de los cinco, son los mismos que no quisieron apoyar el techo de gasto, en contra del criterio de Madrid, lo que provocó la baja de Xisco Cardona. Hoy otros cargos de Vox alineados con unos y con otros. Muchos callarán.

Maite de Medrano, la consellera de Vox en Menorca, siempre ha declarado que obedece las directrices de su partido. Lo cierto es que la dirección balear de Vox no la ha apoyado para que asuma la coordinación insular del partido, que sigue vacante tras la baja de Cardona. De Medrano está más sola que nunca, cuando tiene que negociar un nuevo acuerdo con el PP para que Vilafranca recupere el apoyo suficiente para gobernar. Veremos si alguien prende un nuevo fuego. No lo descarten.