María García, junto a sus dos hijas, en el estudio que alquiló en Santa Ponça.

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De Menorca a Mallorca y ahora también a Eivissa. En apenas unos meses, la vida personal y profesional de María García, maestra de Educación Infantil, ha dado un vuelco por la irrupción del proceso de estabilización de interinos. Con dos oposiciones aprobadas y la segunda mejor nota de Menorca, le pasaron por delante 190 personas por la estabilización y, tras el verano de 2023, tuvo que mudarse a Mallorca para cubrir la plaza provisional que le ofrecieron en un centro de Santa Ponça.

Se fue con sus dos hijas pequeñas y su madre y se ha visto obligada a pedir una excedencia para volver a Menorca. Ahora, después de los resultados del Concurso General de Traslados, se ve abocada a hacer de nuevo las maletas porque le han asignado una plaza definitiva en Eivissa.

«Eivissa, donde no tengo la opción de llegar con un vuelo a casa, donde no tengo la opción de encontrar un alquiler por menos de mil euros y donde tengo que buscarme la vida para, incluso, lograr encontrar una vivienda digna», denuncia García, que ha vuelto a Menorca para «tirar de ahorros y mantener a la familia unida». En su momento ya advirtió que con este sistema «están separando familias y no todos podemos irnos a otra isla», entre otras cosas, por el esfuerzo económico que requiere rehacer la vida en un nuevo lugar.

Asegura que desde la Conselleria de Educación la única respuesta que le dan a ella y a tantas otras personas en su misma situación es que «no nos preocupemos, que están trabajando para facilitar el traslado a profesores con hijos, pero dicen facilitar porque saben que, en ningún momento, lo pueden garantizar».

Comisión de servicios

Explica que este año podrá solicitar una comisión de servicios «una cantidad desorbitada de gente y, a pesar de cumplir con los requisitos, muchos se quedarán fuera». Y aclara «cuando digo muchos, digo los de siempre, muchos de los opositores, porque a más del 90 por ciento de los opositores que hemos obtenido plaza definitiva, se nos ha asignado Eivissa o Formentera y no hay esperanzas para todos nosotros».

Aun así, lamenta que «aquí tampoco acaba el problema, porque las comisiones de servicio se resuelven los últimos días de julio». Es por esto que se pregunta «cómo podemos organizarnos si hasta apenas cuatro semanas antes de empezar el curso no sabemos ni nuestra destinación». Asegura estar inmersa en un mar de dudas, relativas a la preparación de una mudanza de una familia entera, la búsqueda de una posible vivienda de alquiler y la escolarización de sus dos hijas pequeñas. «¿Llevarán bien el hecho de haber pasado por tres colegios y haber cambiado tres veces de hogar en apenas unos meses?», cuestiona.

Todas estas preguntas y una inmensa incertidumbre le persiguen, afirma, desde que consiguió su «luchada plaza», la cual no sabía que, «más que un sueño, se convertiría en un suplicio».