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«Entrad tranquilos que ese tío está muerto, y en la vivienda no hay nadie más». Con estas palabras Willi Fernando Castillo, acusado del crimen de la calle Maria Lluïsa Serra de Maó, recibió a los agentes de policia que se personaron en el domicilio de la víctima alertados por los vecinos.

Varios de los policías que intervinieron en la investigación por las muerte a cuchilladas de Mohamed A. en abril de 2013 confirmaron ayer, durante la segunda sesión del juicio con jurado popular, que su presunto asesino resultó ileso en la pelea que, según aseguró, sostuvo con su víctima en defensa propia.

«No presentaba ninguna herida, ni ningún rasguño ni ningún arañazo, sola una contusión en el hombro», declaró ayer uno de los agentes, ante el que Castillo confesó en su declaración inicial que mató a Mohamed al repeler su ataque. Los policías que acudieron aquella tarde al lugar de los hechos, un apartamento propiedad de la víctima, sí apreciaron signos de que se había producido una violenta pelea entre los dos hombres.

Ambos mantenían una relación de amistad enturbiada por los celos que el acusado sentía, ya que sospechaba de la aventura sentimental entre Mohamed y su esposa.


Les abrió la puerta

Según los policías, cuando llegaron al apartamento en el que unos vecinos habían denunciado que se estaba produciendo un altercado, les abrió la puerta el acusado Willi Castillo, que tenía el torso desnudo lleno de sangre y no llevaba zapatos.

Le preguntaron si estaba herido y les dijo que no, que la sangre que tenía sobre el cuerpo, así como la que había en el suelo y las paredes, era la del joven marroquí. «Entrad tranquilos que ese tío está muerto, y en la vivienda no hay nadie más», dijo, según el relato de uno de los agentes en el juicio, mientras que otro afirmó que el acusado le contó que había tenido «una fuerte discusión con su amigo que se le fue de las manos».

Varios de los policías que intervinieron en el operativo inicial y en la investigación declararon que la sierra de mano de podar que encontraron partida en la casa tenía el mango manchado de sangre, pero no la hoja; mientras que la otra arma, un cuchillo de cocina de tamaño grande, estaba completamente ensangrentada.

El juicio con jurado, que preside la magistrada de la sección segunda de la Audiencia de Palma, Ana Cameselle, está previsto que concluya hoy miércoles.