Un coche patrulla de la Policía Nacional, ayer frente a la UC del Hospital Mateu Orfila. | MJU

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El juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ciutadella dictó este martes el auto de prisión provisional contra G.G.B., el hombre de 26 años que en la madrugada del pasado viernes acuchilló a su madre, de 59 años, causándole la muerte, además de herir gravemente a su padre y provocar algunos cortes leves a su hermano mayor. El trágico episodio tuvo lugar en el chalé familiar situado en la urbanización de Son Blanc, en Ciutadella.

Este auto judicial supone que el parricida esté custodiado por un agente de la Policía Nacional, que instruye la investigación del suceso, mientras permanezca ingresado en el Hospital Mateu Orfila, de Maó, donde se encuentra desde la madrugada del pasado viernes cuando protagonizó la barbarie como resultado de un brote psicótico.

El acusado se mantiene en estado crítico desde entonces, en una dependencia de la Unidad de Cuidados Intensivos del centro hospitalario, según el último parte médico facilitado este miércoles.

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Si finalmente consiguiera recuperarse, a partir del auto de prisión provisional dictado por el juez, debería entrar en la cárcel hasta la celebración del juicio, salvo que su abogado interpusiera algún recurso que pudiera frenar la ejecución del dictado judicial.

Corresponderá a la Fiscalía, una vez concluidas las diligencias, calificar el delito como homicidio o asesinato, aunque las declaraciones, tanto del padre como del hijo mayor así como la sucesión de los hechos no admiten muchas disquisiciones sobre su tipología. El largo historial médico del acusado vinculado a las drogas desde los 13 años por el consumo de marihuana, fundamentalmente, y las consecuencias que éstas proyectaron en su organismo le vinculan a la aparición del brote psicótico que le llevó a atacar a sus familiares más directos en una acción que no contemplaba premeditación ni alevosía. Por tanto, difícilmente pueda catalogarse como asesinato.

El juez debe tomar declaración también a la familia que se encontraba en la casa el día de la tragedia -un matrimonio y sus dos hijos pequeños- además de la asistenta de los propietarios del chalé. Los invitados no se enteraron, prácticamente, de lo que había pasado hasta que el marido salió de la habitación cuando ya había sido acuchillados la madre y el padre. Su mujer dormía con tapones en los oídos y tampoco advirtió lo que estaba sucediendo en la casa, lo mismo que los dos menores, que dormían plácidamente en otra habitación.