La silla de ruedas de la mujer inválida no pasa por la puerta del ascensor por lo que no puede salir de casa

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Prisionera en su propia casa. Así debe sentirse una mujer inválida de Maó, de 39 años de edad, que reside en un piso de la quinta planta de un edificio situado en la calle Fort de L'eau, junto a su hermana, que la cuida, y su padre.

La mujer, gravemente accidentada hace varios años después de una caída, no puede abandonar su domicilio actual porque la silla de ruedas indispensable con la que se maneja por la casa no cabe en el ascensor que le permitiría bajar a la calle. Así le pasan las horas y los días mientras aguarda una solución a las gestiones que realiza su hermana desde hace un año para recibir ayuda.

En los últimos doce meses solo ha podido salir a la vía pública en las ocasiones en las que ha sido trasladada al Hospital por los técnicos sanitarios, que acuden provistos de una silla articulada especial, para practicarle las distintas revisiones.

Ascensión Sintes, su hermana, tiene abiertos varios frentes para conseguir que alguna institución le proporcione una nueva vivienda en una planta baja que facilitara su movilidad para tener acceso a la calle y poder mejorar su calidad de vida. «Lleva casi un año sin salir de casa, salvo las visitas a los médicos porque vienen a recogerla», explica Ascensión.

La mujer asegura que ya ha acudido a todos los organismos públicos «para que me ayuden pero por ahora no ha habido suerte, como tampoco con las inmobiliarias a las que he ido, bien porque la silla de ruedas no pasa por los marcos de las puertas de las viviendas que están disponibles o bien porque el precio del alquiler es prohibitivo para nosotros y tampoco podemos comprarla, claro».

El Instituto Balear de la Vivienda en el que está registrada es una de sus esperanzas, «pero de momento no hemos conseguido que nos adjudiquen ninguna, pero es que aunque nos dieran una casa, esta estaría sin muebles y nosotros la necesitamos semiamueblada», indica la mujer.

Ascensión, que soporta el peso del triángulo familiar junto a su hermana inválida y su padre, expone que aquella debe acudir a rehabilitación con regularidad para mantener un cierto tono muscular que no empeore su estado. «Además tiene instalada una prótesis de titanio en la espalda lo que hace muy complicada su salida de la casa. Los sanitarios tienen que trasladarla a su silla articulada, que sí cabe en el ascensor, levantando el respaldo para no dañarle la espalda y después regresarla a la silla de ruedas.

El infortunio provocó que el año pasado realizando esta operación «mi hermana se les cayera por lo que también sufrió una lesión en el hombro que limita aún más sus movimientos», dice Ascensión, «por eso está empeorando a la espera de que la llamen para hacer la rehabilitación en el Hospital Mateu Orfila, pero todavía se encuentra en lista de espera», indica.

Ascensión, desde su propia experiencia, opina que Menorca «está muy mal dotada para facilitar la vida de las personas impedidas, tanto en las calles como en el transporte público o accesos a comercios, «no hay nada o casi nada adaptado para que puedan manejarse con independencia».

Así mismo lamenta que no haya gimnasios en los que se pueda trabajar para ponerse de pie con ayuda de las férulas que bloquean las rodillas y permiten hacerlo usando barras paralelas, tampoco bicicletas estáticas para minusválidos.

Ascensión sí valora la ayuda de los servicios sociales del Ayuntamiento, «viene Elena y hace todo lo que puede con las herramientas que le dan». También, la Fundación Carlos Mir cuya fisioterapeuta acude semanalmente a tratar a su hermana.

Piden ayuda: «Necesitamos una planta baja de alquiler»

Ascensión Sintes, hermana de la mujer inválida, pide ayuda a quien corresponda o a quien pueda ofrecérsela para conseguir una vivienda apta para la familia. «Necesitamos una planta baja de alquiler, es decir, una vivienda que tenga cuatro habitaciones y que esté semiamueblada, con terraza o patio y en la que permitan tener mascotas».

En función de los ingresos mínimos con que cuentan los miembros de esta familia, apunta que la disponilidad les permitiría afrontar el pago de un alquiler de 500 euros mensuales.