Tres de los cuatro hombres que han recibido elevadas condenas las cumplen en la prisión de la Isla.

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Tres hombres cumplen actualmente elevados castigos de prisión en Menorca al haber sido condenados por haber abusado sexualmente de menores. Otro más ya cumplió su castigo y se encuentra en libertad. Son la punta del iceberg de uno de los delitos más desagradables de cuantos recoge el Código Penal español y solo hacen que constatar que en la Isla existen numerosos casos de abusos sexuales a menores, de mayor o menor gravedad, aunque no siempre trascienden a la opinión pública.

Entre los cuatro reos por abusos sexuales a menores, desde 2010 hasta el más reciente de esta misma semana, suman 62 años y medio de condena determinada por la Audiencia Provincial y ratificada por otros altos tribunales tras los sucesivos recursos. Las penas por abusos sexuales a menores pueden ser superiores incluso a las de homicidios o asesinatos si los abusos son con acceso carnal, entre los 12 y los 15 años de cárcel. La condena todavía es superior si ha habido intimidación y violencia.

De hecho, dos estas cuatro condenas superan a las de dos de los tres casos por asesinato u homicidio habidos en la Isla en los últimos seis años: Mónica Juanatey (20 años), Cristóbal Torrent (12,5 años) y Willi Fernando Castillo (15 años).

Los castigos superiores por abusos a menores han sido coincidentes en tres de los cuatro hombres condenados desde 2010, tres menorquines y un uruguayo. La pena se agrava cuando existe un parentesco directo. Así le ocurrió en 2016 al ciutadellenc residente en el Reino Unido, que recibió la condena más alta que se recuerda en la Isla, 23 años y medio de prisión, por los abusos sobre su hija, todavía más cualificados por hacerlos con violencia.

El otro mayor en número de años -19- ha sido esta semana el del abuelo, español residente en Maó, que se aprovechó de dos de sus nietos. Le sigue un hombre de nacionalidad uruguaya, que abusó del hijo de su pareja en el verano de 2014 y fue condenado a 11 años de cárcel. En los tres casos, según las sentencias, hubo acceso carnal.

El otro condenado fue un entrenador de ciclismo, en 2010, por abusos a dos niñas en Ciutadella.