El hombre acusado de apuñalar a su expareja está en prisión preventiva desde el sábado, donde fue conducido tras declarar ante la jueza de instrucción. | Sergi García

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María Belén Velázquez, jueza del Juzgado de Instrucción número 2 de Ciutadella, dictó el sábado el auto de prisión sin fianza de P.M.T.A., acusado de apuñalar el día antes a su expareja en el Camí de Ses Mongetes, que se fundamenta en la imputación de tres delitos relacionados con la violencia de género.

El hombre, español de 55 años de edad, está acusado de asesinato u homicidio en grado de tentativa, puesto que la calificación definitiva en uno u otro sentido no se hará hasta que avance la fase de instrucción y vuelvan a declarar el próximo mes todas las partes implicadas. Será entonces cuando se pueda precisar si los hechos fueron o no premeditados. De esa calificación dependerá la condena que solicite la fiscal, mucho más elevada si estima que fue intento de asesinato, como pedirá el abogado de la víctima.

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El segundo delito que se le imputa es el de amenazas, por haberse dirigido a la mujer cuando abandonaba el lugar en el que la había agredido, tras la decisiva intervención de un vecino que la salvó, diciéndole que la mataría pegándole un tiro cuando saliera de la cárcel si ella le denunciaba, como informó este diario el pasado domingo.

El tercer cargo en su contra es el de quebrantamiento de condena al haberse aproximado a ella con un arma blanca, aún a sabiendas de que pesaba sobre él la prohibición de hacerlo a menos de 100 metros durante 18 meses, y a no tener ni portar ningún tipo de arma durante 16 meses. P.M.T.A. había sido condenado el 20 de diciembre a cuatro meses de prisión por haber amenazado de muerte a la mujer si la veía con otro hombre, «tengo una bala para tí», le dijo, y a suicidarse a continuación, amenazas que responden en gran parte al suceso que protagonizó el viernes cuando la abordó cerca de su casa. El delito de amenazas por el que se le acusa ahora tiene el agravante de reincidencia.

En su declaración ante jueza, fiscal y abogados, el acusado negó cualquier intención de matar a su expareja. Refirió que solo acudió a buscarla para hablar con ella, que llevaba el cuchillo con el único fin de amedrentarla si se ponía nerviosa y no quería escucharle. Sí admitió que era consciente del quebrantamiento de condena al aproximarse a ella, y que intentó suicidarse con el otro cuchillo que llevaba en el coche cuando se marchó del lugar de la agresión, al tomar conciencia de lo que había hecho. Fue en ese trayecto hasta la casa de un familiar cuando golpeó con su coche a un elemento del mobiliario urbano en las proximidades del Carrer Eivissa.