Fue juzgado por la Audiencia Provincial en Maó el 25 de octubre del año pasado. | JAVIER COLL

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La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha desestimado en su totalidad el recurso de casación presentado por la defensa del hombre de 74 años de edad, residente en Maó, que fue condenado en noviembre del año pasado por dos delitos de abuso sexual continuado cometidos en su propia casa sobre dos de sus nietos en dos épocas diferentes.

El hombre, que ingresó en la prisión de Menorca nada más dictarse la sentencia por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma fue castigado con 19 años, seis meses y dos días de cárcel por la suma de ambos delitos. El fallo, que consideraba el agravante por prevalimiento derivado de la vinculación familiar, incluyó otros cinco años de libertad vigilada cuando finalice su privación de libertad, alejamiento de sus nietos a no menos de 500 metros durante 15 años e indemnización de 10.000 euros a cada uno de ellos.

El Supremo ha mantenido la misma desestimación del recurso que ya elevó la defensa del reo ante el Tribunal Superior de Justicia de Balears, dictada el pasado febrero. En esta ocasión ya no caben nuevas apelaciones.

El de la última instancia se basó en la infracción de precepto constitucional por vulneración de la presunción de inocencia, la falta de motivación con la pena de libertad vigilada, valoración irracional de la prueba porque estima que la sentencia no resuelve todos los puntos objeto de defensa y por varias infracciones de ley.

El Supremo ratifica la credibilidad de los testimonios de las dos víctimas, una de ellas todavía menor de edad cuando se celebró el juicio, negando que pudieran tener influencias de algún familiar.

El tribunal valora los sentimientos de los chicos que seguían teniendo en estima a su abuelo con el que mantenían la comunicación, entre otras cosas porque no tenían conciencia de lo que suponían los juegos que hacían con él debido a su corta edad. Con uno de ellos lo hizo en varias ocasiones durante los años 2005 y 2011 cuando los abuelos se encargaban de él por orden judicial debido a los problemas de la madre. Con el otro los abusos ocurrieron en 2016 cuando el niño tenía 6 años. Los juegos incitados por él con otros compañeros de clase permitieron que se abriera la investigación a partir de que los revelara la madre de uno de sus amigos.