Las radiografías aclararon el diagnóstico en ambos casos; los animales fueron atacados con balines de tipo ‘diábolo’.

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En los últimos días se han producido, en Ciutadella, dos casos de gatos que han sido tiroteados con escopetas de balines, los dos de tipo ‘diábolo’. La semana pasada, un felino negro llamado Fellini de apenas cuatro meses, cuyos propietarios residen en la zona de S’Hort d’en Vigo, recibió un impacto en el pecho, el cual estuvo a escasos milímetros de destrozarle la tráquea. Días antes, Teo, que vive en Son Carrió, apareció con una herida sobre el muslo izquierdo. En ambos casos, fueron los veterinarios quienes descubrieron los crueles ataques que sufrieron.   

Estos sucesos han puesto en alerta a los vecinos de las dos zonas residenciales, por unos hechos que la Protectora de Animales de Ciutadella ha tildado de «miserables y crueles, que demuestran la falta que hace una ley que los proteja de energúmenos tan insensibles».

Damián Martínez explicaba este jueves que, tras regresar de viaje, notaron que a Fellini le costaba respirar. «Lo llevamos al veterinario pensando que habría cogido frío, pero le hicieron una radiografía y descubrieron que había un perdigón junto a la tráquea». El estado del animal empeoraba e incluso «nos dijeron que no duraría 24 horas». Sin embargo, sin haber podido hacer una resonancia (requería desplazarse a Palma o a Barcelona), y pensando que no aguantaría una anestesia, «los veterinarios de la clínica Vets lograron dormirlo, intubarlo y operarlo; por suerte la tráquea no estaba muy mal y se ha salvado, aunque aún le cuesta respirar», dice algo aliviado Martínez.

La situación de Teo fue parecida, ya que lo que se intuía como una herida normal, fue un perdigonazo, ante la incredulidad de su propietaria, Eugenia Rey, y del veterinario Jaume Pons. «Lo último que se me ocurrió es que fuera un perdigón, y menos mal que no fue en una zona vital, si no habría podido morir». Así lo apunta Rey, quien advierte de que en la zona de Son Carrió hay alguien a quien no le gustan los gatos. «El 26 de agosto encontramos muerta a otra gata mía, diez días antes desapareció otro gato, y en septiembre del año pasado apareció muerto el gato de una vecina; sospechamos que fueron envenenados». De lo que no hay duda es de que a Teo le han disparado, de ahí que los hechos se han denunciado ya en la comisaría de la Policía Nacional de Ciutadella.