Un pez bentónico. Habita entre profundidades que van de los 40 a los 70 metros y su longitud oscila entre tres y cuatro centímetros | Ana Morilla-IEO

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Desde que el zoólogo francés Achille Valenciennes documentara hace 180 años por primera vez la existencia del dragoncillo reticulado en aguas mediterráneas gracias a un ejemplar capturado en un lugar indeterminado frente a la costa de Málaga, no se había vuelto a tener noticias de la presencia de esta especie en el Mare Nostrum. Pero eso ha cambiado, tal y como anunciaban este martes el Instituto Español de Oceanografía (IEO), desde donde confirman que sigue teniendo presencia en el Mediterráneo, y concretamente también en el Canal de Menorca.

Así, tenemos noticias del Callionymus reticulatus, que es el nombre científico de este pequeño pez de la familia de los callionímidos, de hábitos bentónicos y cuya presencia es, sin embargo, ampliamente conocida en el Atlántico, desde las costas del Sáhara hasta Noruega. Un hallazgo que hay que agradecer al trabajo realizado por científicos del Centro Oceanográfico de Balears del IEO y del Museo de Historia Natural de Sttutgart, que han identificado «numerosos individuos» de dragoncillo reticulado en el Mediterráneo, tal y como apuntaba ayer uno de los autores del estudio, Xisco Ordines.

La reaparición del pez ha sido fruto de las muestras de las campañas Dragonsal, para el cartografiado de hábitats bentónicos en el Sur de Mallorca, así como de la Medits, de evaluación de ecosistemas y recursos demersales alrededor de Mallorca y Menorca. Se han identificado numerosos ejemplares en los fondos de Balears y han constatado que parece ser bastante frecuente y abundante a profundidades entre los 40 y 70 metros. Los expertos recuerdan, que por debajo de esta profundidad se distribuye la especie Callionymus maculatus, muy parecida y de fácil confusión, que habita hasta más de 250 metros.

Junto con nuevas descripciones y registros recientes de especies de peces bentónicos de pequeño tamaño, en las que también han participado científicos del IEO, se demuestra que estas campañas de cartografiado de hábitats bentónicos y de evaluación de ecosistemas y recursos demersales son «una herramienta fundamental e imprescindible» para ampliar nuestro conocimiento sobre la biodiversidad marina.

«Con este nuevo registro se contribuye a mejorar el conocimiento de la biodiversidad del Mediterráneo, un aspecto básico en un área amenazada por la sobrepesca, la pérdida de hábitats, la contaminación, la aparición de especies invasoras y el aumento de la temperatura del agua, debido al cambio climático, entre otros factores», apunta Xisco Ordines.