La alimentación con la promoción de los hábitos saludables es uno de los ejes sobre los que gira el proyecto del centro | Gemma Andreu

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La celebración el año pasado de los primeros cien años del Centre Catequístic de Sant Miquel, en Ciutadella, llevó al colectivo a plantearse, en medio de la pandemia, cuáles eran los objetivos con los que un siglo atrás se había fundado la entidad. Una comunidad nacida en su día para intentar atender las necesidades de un barrio humilde de pescadores. «Nos hicimos la pregunta de si estábamos dando respuesta a una situación en la que la gente lo estaba pasando tan mal», relatan desde la comunidad catequística.

Y así fue como justo hace ahora un año, un 23 de abril, durante la celebración del consejo del centro vía on line, se puso de manifiesto la necesidad de dar respuesta a nivel social a la crisis sanitaria provocada por la covid. En un primer momento, se pensó en poner en marcha una escuela de verano, pero al considerar que resultaría demasiado precipitado, se repensó el modelo hacia un proyecto más ambicioso, que justamente hace una semana abrió sus puertas: el Centre Socioeducativo Sant Miquel.

Una iniciativa que tomó forma tras mantener una reunión con Albert Riu, de la Xarxa de Centres Socioeducatius de la Fundació Pere Tarrés, que propuso diferentes opciones para poder realizar actividades con jóvenes vulnerables y sus familias. Entidad que además colabora económicamente con el proyecto. La propuesta gira principalmente en torno a satisfacer las necesidades de quienes no tienen medios para que sus hijos puedan disfrutar de actividades extraescolares. Una oferta lúdica que se complementa con las clases de repaso y la hora de la merienda, uno de los puntos clave en tiempos de dificultades económicas como los actuales. En ese sentido, desde Sant Miquel reconocen que son conscientes de las problemáticas que existen en algunas familias para poder completar todas las comidas del día.

Buena respuesta

La propuesta ha recibido una muy buena respuesta. Un total de 30 familias se benefician de este programa piloto que permite que de lunes a jueves, y durante dos horas y media cada día, pasen por el centro veinte alumnos (de primer a sexto de primaria) divididos en dos grupos de diez por edades y para garantizar núcleos de trabajos seguros sanitariamente. Por el momento no hay lista de espera, pero algunas de las familias ya han trasladado el interés por que los niños pueda incrementar el número de horas de participación.

Para la puesta en marcha se ha contratado a un educador social, apoyado por una coordinadora y un veintena de voluntarios, de todas las edades, que se reparten el trabajo a lo largo de la semana. Explican los promotores de la iniciativa que esta nace con la voluntad de convertirse en un centro de referencia en Ciutadella. Para ello, la Fundació Pere Tarrés ha presentado diversas solicitudes a la convocatoria de subvenciones del IRPF con la idea de poder ampliar servicios, programas y proyectos. En función de cómo se desarrolle la iniciativa, se aspira, si fuese necesario, a aumentar el número de usuarios y las horas de atención, además de abrir un espacio para proyectos para las familias.

Un proyecto de futuro

La idea es que se quede como una actividad más del centro, una oferta que sumar a las que ya se imparten como centro catequístico y las actividades de ocios, además de programas culturales como el relacionado con el teatro. «La experiencia de la primera semana ha sido muy positiva. Los miembros del equipo creemos que las sonrisas de los niños que participan y las ganas que tienen de contar a sus familiares las actividades que han realizado son la mejor prueba», explica Joan Camps, el consiliario del Centre Catequístic de Sant Miquel. «Ahora lo que toca es afianzar el proyecto», añade.

El programa se prolongará hasta el mes de junio y la idea es utilizar el periodo estival para seguir definiendo el modelo puesto en marcha, que según sus promotores se impulsa a través de unos valores como son «la paz, el amor, la libertad, la justicia, la verdad y las espiritualidad». También han definido once principios, entre los cuales el primero es de la educación como medio de promoción. «En un contexto en el que la enseñanza se ha universalizado, creemos en la educación no formal como un medio imprescindible para garantizar la igualdad de oportunidades», defienden.