Connie, en el Pati de Sa Lluna de Alaior.

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Nací en New York y viví un año y medio en Japón. Llegué a Menorca de mochilera. He dado clases de inglés a generaciones de alaiorencs .Me enamoré de la Isla a primera vista

Connie transmite modestia, alegría, educación y elegancia a partes iguales desde sus setenta y tantos bien llevados. Llegó a Menorca desde cerca de Manhattan con un amigo y una mochila a principios de los setenta y decidió volver unos pocos años después. Desde 1974 reside en el pueblo de Alaior, donde ha dado clases de inglés a cientos de alaiorencs de varias generaciones. El martes 7 de marzo recibirá el Premi Donasses 2023 en la sala de actos de la UIB de Alaior a las 19.30 horas. El reconocimiento lo entrega Junts per Lô desde 2017 a mujeres de la localidad en reconocimiento a su trayectoria personal y profesional. En el caso de Connie destacan su trabajo como profesora de inglés durante más de 40 años dando clases particulares en su casa, a domicilio y también en centros educativos. Con el premio se le agradece su aportación al enriquecimiento de la cultura de los alaiorencs.

¿Cómo ha sido su trabajo de profesora de inglés en Alaior?

—Empecé hace 49 años yendo de casa en casa, con dos o tres alumnos, porque la gente se interesaba por mis clases por ser nativa. Entonces no pensaba que tuviera futuro en Menorca, pero empezó a correr la voz y cada vez más y más gente venía a mis clases. Después me pidieron si podía ayudar en el colegio del Ramal y me fui quedando. También trabajé en el colegio Comas. Luego, monté clases en mi casa porque estaba más cómoda. También estuve algunos años en dos pequeñas academias que se abrieron. Pero sobre todo he dado clases en mi casa, hasta la pandemia, cuando me retiré.

Entonces, ¿muchos alaiorencs hablan inglés con acento neoyorquino?

—Sí, sí. Mi hermano de California siempre me hace bromas por eso, pero es que llevo aquí desde 1974 y es muy curioso porque he tenido alumnos y luego, años más tarde, he tenido a sus hijos.

¿Tenía vocación de maestra?

—Sí, jugaba desde pequeña a profesora en el sótano de mi casa. Estaba muy claro que quería ser profesora, lo de las lenguas ya vino luego.

Recogerá el Premi Donasses de Alaior 2023 el martes 7 en la Universitat de les Illes Balears....

—Sí y es que no pensaba jamás que se acercarían a mí por una cosa así. Vino Maria Camps a mi casa porque es vecina, me lo dijo y me quedé con la boca abierta... No me lo esperaba para nada, pero para nada... Estoy muy agradecida. Lo importante del acto es la charla de Pere Alzina, lo mío serán diez minutos.

La charla será sobre la coeducación y las posibles diferencias de niñas y niños en clase. ¿Cuál ha sido su experiencia en este aspecto?

—En mis clases siempre mezclaba, siempre, chicos y chicas y a veces tenía un grupo de cuatro chicos y una chica, y siempre bien. He oído a veces personas que creen que las chicas estudian mejor si no están distraídas por los chicos o al revés, pero yo nunca he notado nada de esto, es más, están muy cómodos entre ellos. Se tratan como hermanos.

¿Cómo han sido los alaiorencs como alumnos?

—La gente de Alaior es muy estable, vienen a las clases, empiezan y se quedan, son muy trabajadores en todos los sentidos.

¿Cómo llegó a Menorca?

—Vine por primera vez en 1970 o 1971 en plan mochilero, estábamos dando la vuelta a Europa con un amigo, estaba de moda y era muy barato venir en avión de New York a Londres, no daban comida ni nada en el vuelo, estaba lleno de gente joven... Y llegué a Menorca una mañana con el barco y era tan bonito entrando en el puerto de Maó que fue amor a primera vista. Y hoy en día me encanta Menorca, su belleza, el Camí de Cavalls...

¿En qué año fijó aquí su residencia?

—En 1974. Al volver a EEUU después de viajar por Europa y de haber estudiado en la Universidad para ser maestra de primaria, aprovechaba las vacaciones para viajar. Por California, Oregón, Nevada... por todo el país visitando a mis seis hermanos y cada vez tenía más ganas de viajar y al final decidí venir a España. Vine yo sola, con la intención de quedarme nueve meses o un año para aprender mejor el idioma y me quedé un tiempo en Madrid pero al final volví a Menorca. Llegué en primavera de 1974 y coincidió que el inglés estaba en auge en detrimento del francés como lengua extranjera.